La Fiscalía pide seis años de cárcel para dos activistas de Greenpeace por embestir a tres guardias urbanos con sus lanchas


La Fiscalía solicita seis primaveras de calabozo para los dos activistas de Greenpeace procesados por embestir con sendas lanchas a una embarcación de la Municipal Urbana, tripulada por tres agentes, durante la presencia de Pedro Sánchez al Cercle de Finanzas, en junio 2021. En su escrito al que ha tenido paso torrevieja news today, el Ocupación Divulgado apunta que uno y otro pilotos incurrieron en un delito de atentado contra la autoridad y dos de lesiones. Uno de ellos, leve.

El suceso se produjo el mediodía 18 de junio de 2021, cuando dos lanchas motoras se aproximaron a las inmediaciones del Hotel W, donde el presidente del Gobierno clausuraba El Cercle. Desde una de las embarcaciones de la oenegé, los activistas desplegaron una pancarta que rezaba: «Pedro Sánchez, te estamos vigilando, queremos una transición torneo». Lo hicieron, apunta la Fiscalía, en una zona marítima donde no se podía fondear, por lo que tres urbanos se acercaron a ellos con su embarcación.

Entonces, se identificaron como policías, «dando gritos, utilizando señales luminosas y acústicas, tipo silbatos, y requirieron a ambas embarcaciones para que parasen el motor y se identificasen». Incluso solicitaron que replegasen la pancarta. Pese a ello, recoge el Ocupación sabido, «en ningún momento obedecieron las órdenes de los agentes. No pararon y, aunque recogieron la pancarta, otras activistas desplegaron otras de pequeño tamaño.

«Los ocupantes de ambas embarcaciones y los dos acusados actuaron como si los policías no estuvieran. Mientras se dirigían a la primera embarcación, la segunda, no solo no obedeció las órdenes recibidas por los agentes, sino que comenzó a realizar maniobras para incomodar la recital policial dando vueltas a su cerca de, poniendo a los agentes. Peligro a la vez que filmaban lo que ocurría». Pese a ello, los urbanos continuaron requiriendo a los acusados «que parasen el motor y se identificasen». Lo hicieron en varias ocasiones, «de forma clara y persuasivo» hasta que la una de las motoras, «se fue del puesto».

Lo hizo, señala la Fiscalía, «realizando una maniobra de punto de vista peligrosa a la embarcación de los agentes». Poco luego, hizo lo propio la otra esquife de Greenpeace, por lo que se inició la persecución, «en cuyo transcurso, cada vez que la Policía conseguía acercarse, la embarcación [de los activistas] maniobraba para abordarles con la intención de alcanzarles poniendo en peligro la integridad física de los agentes». Lo mismo ocurrió con la segunda motora, que «maniobró, colocándose en contradirección a la embarcación policial para intentar acaecer por la proa, teniendo los agentes que maniobrar de forma brusca y repentina, cambiando de dirección para evitar la colisión».

Pese a ello, los guardias urbanos continuaron con la persecución, en cuyo transcurso la esquife de los activistas, en varias ocasiones, maniobró «peligrosamente y se colocó para invadir a la embarcación policial, unas ocasiones por popa, otras por proa y otras por el través», obligando a uno de los agentes, el que manejaba la embarcación, «a realizar bruscamente continuos virajes con cambio de rumbo, reducciones de velocidad para no colisionar».

Considera así el Ocupación sabido que los activistas ignoraron las órdenes de los agentes, realizando adicionalmente maniobras peligrosas, a consecuencia de los cuales -por los bruscos cambios de velocidad, de rumbo y los frenazos que la embarcación policial tenía que hacer para evitar la embestida- «los agentes se golpearon con el cuadro de mando, con la estructura metálica de la esquife, y ello mientras se agarraban a lo que alcanzaban para evitar salir despedidos cuando la esquife se clavaba en el mar por los bruscos frenazos y virajes». Adicionalmente, como consecuencia de esas maniobras, el agua entró en la esquife, lo que conllevaba que los policías resbalasen en el suelo de la misma dificultando su puesta en pie.

La peligrosidad de la maniobra de las embarcaciones de los acusados cuando se dirigían a la de los policías, todavía era anciano teniendo en cuenta que el mar estaba con oleaje. La persecución pudo terminar cuando las embarcaciones de los acusados, entraron en el Puerto del Fórum de San Adrià. Considera así la Fiscalía que, en todo momento, «los acusados actuaron guiados con el actitud de menoscabar el principio de autoridad que los agentes representaban, y de menoscabar su integridad física».

De los tres urbanos, uno sólo necesitó de una primera socorro y se recuperó en una semana. Otro de ellos sufrió una lumbalgia y estrés agudo, por lo que tardó dos meses en recuperarse. El tercero sufrió la fractura de una vertebra. Por todo ello, el Ocupación sabido solicita seis primaveras de calabozo para los dos activistas que pilotaron las embarcaciones de Greenpeace. Cuatro por atentado, dos más por lesiones, y una multa de 600 euros por otro leve de lesiones.

En concepto de responsabilidad civil, la Fiscalía pide que indemnicen a los policías con 455 euros; en el caso de que resultó más leve; y 8.950 euros a cada uno de los otros dos por la herida y las secuelas.

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