El Gobierno ha comenzado el curso parlamentario con mal pie: en la primera sesin plenaria del Congreso ha sufrido ya un doble varapalo y en el Camarilla Socialista barruntan que las cosas pueden ir a peor. El coalición de investidura, ese que hasta ahora ha respaldado, concesiones mediante, en la mayora de las ocasiones las propuestas de Pedro Snchez, empieza a dar muestras de agotamiento de materiales y ensea las grietas.
Este mircoles el Ejecutante y los partidos que lo sustentan tuvieron un serio aviso. Los populares lograron concitar el apoyo de la mayora absoluta de la Cmara -177 votos de PP, Vox, UPN, CC y PNV- para sacar delante con la oposicin de los socialistas y sus aliados de izquierda, la proposicin no de ley que aboga por el inspección inmediato de Edmundo Gonzlez Urrutia como presidente electo y legtimo de Venezuela.
Adems, a este tropiezo se sum otro. La Cmara tumb con los votos de la oposicin ms la abstencin del PNV una mocin patrocinada por ERC pero apoyada decididamente por el Gobierno apostando por la reduccin del tiempo de trabajo. Dos varapalos seguidos que no auguran una senda parlamentaria fcil para el Gobierno.
Ms an, los socialistas estuvieron a punto de ponerse otro leñazo con la mocin del PP reclamando que el Gobierno d cuenta de las previsiones y compromisos adquiridos en torno a la financiacin autonmica y la defensa de la igualdad entre todos los espaoles. En este caso les salv la decisin de Vox de prescindir por no suceder aceptado el PP sus enmiendas.
El llamado coalición de investidura se resquebraj por uno de los flancos que ms puede dolerle al Gobierno: el de los nacionalistas vascos. El PNV hasta ahora ha sido un socio fiable para Snchez, un partido alrgico a sufragar coincidiendo con Vox pero que, este mircoles, rompi con este principio respaldando en contra del Ejecutante la proposicin venezolana del PP y abstenindose en la mocin para achicar el tiempo de trabajo. Adems, los socialistas pudieron comprobar que la advertencia de su ex diputado Jos Luis balos, ahora en el Camarilla Fósforo, de sufragar en conciencia sin tener por qu seguir las directrices del PSOE, se cumpli. balos opt por la abstencin en la proposicin de Venezuela restando as un apoyo al coalición oficial.
El presidente ya sospecha un curso cuesta hacia lo alto. De hecho, delante los suyos, en el Comit Federal celebrado el pasado sbado, desliz el mensaje de que est dispuesto a seguir gobernando con o sin el concurso del poder legal.
De esta modo, Snchez intenta ponerse la venda antiguamente de la herida sangrante que podra salir si no consigue sacar delante el tesina de Presupuestos Generales del Estado. En la presente, el pas vive con las cuentas pblicas prorrogadas de 2023 porque el presidente renunci a presentar un tesina presupuestario para este ao a la olfato de que el adelanto electoral en Catalua auspiciaba el rechazo de las formaciones independentistas a respaldarlo.
En estos momentos, el tesina de Presupuestos para 2025 que an no se ha presentado tiene ya, incluso antiguamente de manar, un horizonte nublado. Para nacer, los objetivos de dficit, la emplazamiento senda fiscal o techo de consumición, paso previo para la elaboracin de las cuentas pblicas, fue tumbado por el Congreso antiguamente del verano con los votos en contra de los siete diputados de Junts. El Ejecutante ha decidido presentar la misma propuesta por segunda vez en la Cmara y, de momento, carencia indica que el rechazo de los de Puigdemont vaya a cambiar.
No obstante, exceder este trmite no sera garanta de aprobacin de los Presupuestos. Nadie duda de que dada la pasión parlamentaria del Gobierno, la negociacin de las cuentas puede ser un calvario con exigencias cruzadas cada vez ms elevadas de aquellos a los que hasta ahora Snchez ha considerado socios, y con la amenaza siempre aadida de un Puigdemont dispuesto a traicionar el apoyo imprescindible de sus siete diputados a precio inasumible.