Alumnos con casco para denunciar el mal estado de un colegio de Vigo «con cucarachas y ratas»


Patricia Abet

Los cascos amarillos con los que los alumnos del CEIP Altamar de Vigo acudieron ayer a clase evidenciaron los problemas de un centro en el que, denuncian desde la dirección, se convive con «humedades, infecciones de cucarachas y ratas». Las carencias del edificio, sostienen, son notables y no solo dificultan el incremento regular de la actividad sino que comprometen la sanidad del colegio. Desde la asociación de padres, promotores de la protesta, lamentan que estas quejas no son nuevas. «Llevamos un año quejándonos tanto al concello como a la Xunta para que arreglen el centro», indicaron ayer a las puertas del colegio. Censuran que todo empeoró en los últimos meses y que hay «humedades, rampas de entrada inutilizadas, escaleras oxidadas, desprendimientos en las fachadas, incluso el techo de dirección está a punto de caerse« recapitularon.

A estas circunstancias estructurales se suma que el cabildo, responsables del mantenimiento, dejó al centro este curso sin conserje, lo que implica que la plantilla de docentes está realizando labores que no le corresponden. «Tras la renta de esta persona es la directora la que abre el centro y la que lo cierra, ella abre las ventanas de las aulas y el resto de profesores realizan labores que debería hacer el propio conserje. Y eso es cosa del concello« aseguran las familias de los alumnos, cerca de 200 niños de edades que van entre los 3 y los 12 abriles.

La queja, vestida de casco de obra, llegó a San Caetano, desde donde aclararon que la consellería de Educación está atendiendo las demandas que son de su competencia. De hecho, aseguran, en los próximos días está previsto que «una mecanismo técnica de obras se desplace al centro para inspeccionar la presencia y diseñar una posible intervención para corregir deficiencias». Sobre el estado presente del colegio, desde la Xunta indican que en los últimos abriles la inversión en obras de reforma de mejoría y reforma en este colegio rondó los 240.000 euros, lo que permitió ampliar espacios en las aulas, en la biblioteca y en el comedor escolar. Todavía se llevó a parte una mejoría en el servicio de calefacción.

Acerca de las deficiencias a las que aluden tanto la dirección como los padres, Educación indica que esos problemas de mantenimiento son una «competencia municipal» y explican que es al cabildo al que le corresponde padecer a parte las labores que implican pintar el centro, surtir los patios y desratizar. Todavía, asumen, deben ocuparse ellos de contratar a un conserje como «ocurre en el resto de centros de Inmaduro y Primaria».



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