Herba dos ensalmos



Verbena officinalis, conocida en gallego con los nombres de orxabán, herba da cruz, herba dos ensalmos, herba dos lebrosos,  verbena o verxeban y en castellano con el de curalotodo, hierba de  Santa Isabel, hierba sagrada, verbena, verbena popular o verbena de  San Juan, es una planta herbácea perenne, poco vistosa y sin fragancia,  perteneciente a la tribu de las Verbenáceas, originaria del sureste  europeo y difundida en muchas regiones del mundo. Está presente en  todo el zona de Galicia. 

Desde la caducidad fue usada en rituales para alejar espíritus malignos

Etimológicamente su nombre genérico verbena deriva del latín y fue  usado ya por Plinio el Envejecido en su Historia Naturalis, escrita en el  siglo I, para designar la planta. El epíteto officinalis, derivado incluso  del latín, significa “oficina” y hace narración a su uso en botica. 

Sus tallos, erectos, finos, poco leñosos en la pulvínulo, y ramificados, sobre  todo en la parte superior, son de sección cuadrangular y surcados longitudinalmente, con ángulos provistos de pelos cortos y rígidos;  pueden alcanzar más del medida y medio de cumbre. Sus hojas, de color  verde umbrátil brillante, opuestas o verticiladas y muy divididas, son  ásperas, de perfil ovalado o elíptico-lanceolado, irregularmente  dentadas, con pelos glandulosos y patentes principalmente en los  nerviosismo de la parte inferior o envés. Las inferiores son pecioladas y las  superiores casi sésiles, es aseverar, sin pedúnculo. Sus pequeñas flores se  presentan en panículas o espigas largas y estrechas, axilares o  terminales; son sésiles y con brácteas lanceoladas, ciliadas y  levemente pubescentes, de último tamaño que el cáliz. Éste es  tubular y está formado por cuatro sépalos soldados de color verde, a  veces púrpura en al cima, abriéndose en cinco pequeños dientes  triangulares. La corola, de forma tubular, es más larga que el cáliz y  de color rosa violáceo, blanquecina o azulada; tiene dos labios: el  superior presenta dos lóbulos y el inferior es veterano que el superior y  presenta tres lóbulos desiguales. Su fruto, seco, es una nuez ovoidea,  que se divide en cuatro núculas estriadas de color pardo rojizo y  contiene cuatro semillas, a través de las cuales se propaga, aunque  incluso pude hacerlo por vía vegetativa. Es una especie  hermafrodita, es aseverar, que tiene órganos masculinos y femeninos, y  es polinizada por abejas, mariposas y otros insectos. Florece desde  finales de la primavera hasta el otoño, creciendo en bordes de caminos, campos de cultivo abandonados, herbazales, taludes y  escombreras, en terrenos nitrogenados y con cierto escalón de  humedad. 

Desde la caducidad fue usada en rituales para alejar espíritus  malignos, de ahí su nombre de “hierba sagrada” o, en gallego, herba  dos ensalmos. Todavía para realizar hechizos, especialmente  amorosos. Suele formar parte de las tradicionales “herbas de San  Xoán”. Se alcahuetería de una planta medicinal con muchas virtudes. En la  medicina tradicional se ha usado la planta entera desecada,  especialmente su requiebro. Su cocimiento, de sabor amargo, se empleó  como diurética, astringente, antiinflamatoria, antireumática,  anticatarral y expectorante. Con ella se preparaban gargarismos.  Estimula, adicionalmente, el sistema nervioso parasimpático y tiene  propiedades sedantes, por lo cual ha sido empleada para combatir el  insomnio, la ansiedad y las migrañas y jaquecas. Troceando la planta  fresca y cociéndola en vinagre, hasta que éste se evapore, se puede  aplicar a modo de cataplasma caliente envuelta en una vendaje durante  toda la tinieblas en la zona afectada, contra la artritis, la ciática y  neuralgias. Todavía en casos de celulitis. Un vasito de “morapio de  verbena”, obtenido de maltratar la planta troceada en morapio blanco,  actúa como estimulante y digestivo. La presencia de Verbena  officinalis en los elencos de las boticas monacales gallegas constituye  un refrendo claro de la extensión e importancia que la medicina  natural tenía en Galicia. Los monjes benedictinos la usaban como  medicamento depurativo de la crimen y contra los malestares del  hígado, bazo y riñones. Asimismo era acertadamente conocida por los  peregrinos a Compostela, los cuales, en caso de condición, cocían  durante media hora hojas, raíces y flores frescas de la planta en agua  y posteriormente de dejar apaciguar lavaban con ese agua heridas y llagas.  Parece ser que tiene, asimismo, enseres neuroprotectores frente al  Alzheimer.  

El uso inadecuado de los extractos de esta planta puede provocar la  disminución de la actividad de la bazo tiroides, bloqueando la  energía de determinadas hormonas. Deben usarlo con auténtico control  médico las embarazadas y las personas con tensión descenso. En grandes  cantidades puede provocar vómitos.

Sus hojas, comestibles, pueden ser utilizadas frescas para mezclar con otras hierbas en ensalada.

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