«La poesía duele y no ayuda a ser feliz; quizá sí a ser una buena persona’


Está Jesús Maroto estos días con pájaros en la persona, quizá porque una de sus hijas acaba de convertirle en antecesor de una preciosa pupila. Hasta el punto de que la idea que le rondaba de que este sería su posterior ejemplar, se ha disuelto como un terrón y ahora dice que «he recobrado ese vahído tan agradable, aunque arriesgado, que se siente no sólo al informar sino a comenzar a dar la bienvenida a un nuevo tesina.

-¿Dónde está la diferencia (del título de su ejemplar)?

-La diferencia está en el ejemplar en sí. Y si he de equilibrar, en el primer y posterior poema. De hecho, el verso final da título al ejemplar.

-Dice usted que ‘ni escribiendo se es libertado del todo’.

-Ese verso lo escribí hace tiempo. Ha sido Gonper, mi editor, quien me, nos, lo ha recordado. No le he preguntado por qué, pero sí me lo he preguntado a mí. Y la respuesta, cómo no, y me repito, en las páginas del ejemplar. Ese es mi estado imprescindible. Siento (risas) que haya que descubrir el ejemplar para averiguarlo.

-¿Duele escribir poesía, es una pobreza o le ayuda a ser más adecuado?

-Duele. Es una pobreza. Y no exactamente me ayuda a ser adecuado; si hado, a ser mejor persona o al menos intentarlo.

-¿De los 31 poemas que componen el ejemplar, el primero se candela Desolación, y está dedicado a sus padres. ¿Por qué?

-Lo dije antiguamente. En ese poema esta parte importante de la diferencia de este ejemplar con los anteriores. Nunca me había atrevido a balbucir así de ellos. Mejor dicho, nunca me había atrevido a informar este poema escrito todavía hace tiempo. (…en aquella España con las piernas rotas, muerta de anhelo. de miedo y de vergüeza).

-¿Cuántas veces domina al poema y cuántas él le domina a usted?

-Intentamos entrar a un consistencia que facilite la relación (risas).

-¿Merece la pena escribir poesía?

-No lo sé. Me parece un enigma. Y premeditadamente cito a Lorca: «Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supo que pudieran juntarse y que forman poco así como un enigma».

-Dice en otro poema que ‘no es bueno que el poeta esté obligado a callar’.

-Sí. Vivimos en un mundo enloquecido en el que cada día está más en peligro eso que llamamos licencia de expresión.

-Quizá se pone poco catastrofista al sostener que ‘sólo la ignorancia tiene futuro’.

-No. Lo dijo Einstein: «Todos somos ignorantes».

-Igualmente puede ocurrir que ‘la verdad se complica’, ¿no?

-La verdad se complica es el título de uno de mis libros. Curiosamente, en ese ejemplar fui muy libertado, pero no del todo, y por eso he querido homenajearlo. Y porque le tengo muchísimo cariño y ya esta descatalogado.

-¿Tiene miedo al futuro?

-En inmutable. El ejemplar se divide en quince poemas que hablan del ayer. Quince del hoy. Y sólo uno del mañana. A ese poema me remito para contestar sin equívocos a esta pregunta.

-Entre las palabras enemigo y perdón, ¿cuál elige?

-Yo no tengo que designar. Eso se queda entre el poema y el leedor.

-‘Hay momentos en que no veo poesía por ningún flanco’. ¿Es una crítica social?-Es un estado de actitud. La crítica social va dejando de interesarme. Me inclino cada vez más por el compromiso social. En la poesía que creo y en la que escribo, claro. Y en posterior caso, rescato uno de mis versos preferidos de siempre: Ingenuidad casi todo, de Aquel González.

-¿Dónde ve usted la belleza?

-Miro. Miro. Y vuelvo a mirar. Observo, por ejemplo, parejas que pasan. Se cita a Borges en la solapa del ejemplar y lo vuelvo a hacer ahora: «La belleza es ese enigma hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica». Aunque yo añadiría: Quizás lo haga la poesía, ¿no?

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