HISTORIAS CAPITALES
El infeliz suceso terminó con un entierro multitudinario, varios hospitalizados, y un lugar y un agente sancionados
El 31 de julio de 1921 era domingo. Muchos madrileños volvían, en tranvía o a pie, a sus hogares, a posteriori de acaecer aparecido a inquirir poco de fresco o a librarse del averno de la canícula en la ciudad. Los relojes marcaban las diez …
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