«No puede pactar la mitad de los presupuestos con Vox y la mitad con el PSOE»


Isabel Jimeno

Voluntad de acuerdo, sí. Es en lo que han coincidido este lunes el portavoz del Comunidad Socialista en las Cortes de Castilla y Arrogante, Luis Tudanca, y el presidente de la Congregación, Alfonso Fernández Mañueco. Pero como reza la frase, «del dicho al hecho, hay mucho trecho», y más allá de esas palabras de buenas intenciones, allí se vislumbra la posibilidad de un entendimiento entre las dos principales fuerzas políticas de la Comunidad.

Siquiera con el resto de grupos de la competición, con los que el cabecilla del Ejecutor autonómico se ha reunido en su despacho –a excepción de Pablo Fernández, de Podemos, y del que fuera de Ciudadanos, Francisco Igea, que declinaron la invitación-. Y es que si en poco han coincidido todos ha sido en reiterar sus dudas sobre la posibilidad de entrar ahora a un entendimiento cuando en estos casi dos primaveras y medio largos de sesión sus propuestas -sobre todo de cara a los Presupuestos- han chocado con el no de los populares, hasta julio en gobierno en coalición con Vox.

Y es precisamente esa situación en «minoría» y de «cariño parlamentaria» la que ha restregado Tudanca, quien ha recalcado que acudirán a cuantas reuniones se planteen «por y para Castilla y Arrogante», aunque no precisamente con confianza en poder estrechar la mano del pacto con el presidente. «Es muy difícil recuperar la confianza en el señor Mañueco», ha incidido el todavía secretario común del PSOE en la Comunidad, a la vez que daba por bueno el poder ‘restregar’ alguna de sus propuestas aprovechando esa «cariño» de los populares.

«Ahora ya necesitamos pruebas, como santo Tomás», ha espetado, y ha reiterado su mensaje de que el PP en efectividad sigue combinado a los de Santiago Abascal. «El señor Mañueco tiene que nominar: o Castilla y Arrogante o la extrema derecha», ha vuelto a insistir, dejando claro que «no puede pactar la medio de los Presupuestos con Vox y la medio con el PSOE». Y, ha añadido, están dispuestos a dialogar sobre las próximas Cuentas, pero mínimo de convertirse en el próximo «socio al que engañar» y «blanquear a la extrema derecha».


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