A juicio tres ganaderos por imponer jornadas de 13 horas, sin días libres, a sus empleados


Patricia Abet

Jornadas de más de 13 horas, sin días de alivio ni fines de semana, por tan pronto como 700 euros al mes. Estas eran las condiciones laborales que durante dos abriles tuvieron los dos empleados de una explotación ganadera de Guntín, en Lugo. Los encargados de esta estancia son un padre y sus dos hijos, que esta mañana se sentarán en el banquillo de la Audiencia provincial de Lugo para replicar por las acusaciones, que podrían corresponderse con un delito de explotación sindical. El escrito de reproche del caso revela el día a día de los dos trabajadores, entre octubre de 2018 y agosto de 2020. No tenían días de alivio, ni holganza, ni la clan los había transmitido de ingreso en la Seguridad Social, unas condiciones por las que la reproche exige para los procesados tres abriles de prisión para cada uno de ellos. Del exiguo sueldo que le pagaban cada mes, los acusados restaban por otra parte 50 euros por gastos de un alojamiento que consistía en ofrecerles un techo en un anexo de la explotación con un hornillo eléctrico como único utensilio para cocinar y que los dos empleados debían compartir tras las largas jornadas de trabajo en la estancia.

Por el supuesto delito contra los derechos de los trabajadores, la Fiscalía exige nueve abriles de prisión en total y que los tres procesados indemnicen de guisa conjunta a uno de los empleados con 13.240 euros por los salarios y pagas extras impagadas, así como 6.000 euros adicionales por daños morales. Para el otro trabajador, el Servicio notorio reclama indemnizaciones de 2.042 euros por los conceptos salariales y 1.300 euros por el perjuicio ético sufrido.

Sobre el tiempo que se prolongó la situación, cerca de dos abriles, el fiscal señala que uno y otro trabajadores asumieron ese calendario sindical contrario a la norma conveniente a su situación, ya que eran migrantes, en situación irregular, desconocedores del idioma y sin capital económicos. La denuncia se interpuso cuando los dos se marcharon a una casa de acogida en agosto de 2020 y confesaron lo que llevaban abriles viviendo en la explotación de Guntín.

Otro caso cercano

Fogata la atención que, a poca distancia de esta estancia, en Sarria, se produjo un caso similar que llevó a su dueña al banquillo en 2021 por invertir a tres ciudadanos colombianos sin permiso de trabajo, con jornadas de hasta 11 horas, bajo salario y condiciones insalubres. Los agentes de la Policía Franquista que los liberaron explicaron que dormían entre basura y roedores, y que había meses que no cobraban. En este caso, para reposar solo tenían «un colchón con los muelles reventados y un sofá cama en la cocina», mientras que el wáter estaba inutilizado y siquiera disponían de agua potable, solo de una captación procedente del río que «la mayoría de las veces» salía «llena de pústula».


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