Cafeína esnifada, la nueva moda que puede ser mortal


Expertos en química, medicina y todavía en fitness han rebelde la voz de inquietud delante esta moda que promete longevo esfuerzo y una optimización del gimnasia físico. La adquirimos por internet por tan pronto como 20 euros. Está comercializado por una empresa austriaca en una paquete que contiene un gramo. Advierte que no se debe exceder de diez dosis como mayor al día. El tamaño de esa inhalación es “de un arvejo. No te pases de la dosis máxima diaria de un gramo ni hagas más de diez inhalaciones por el orificio nasal”. Concluye el prospecto bromeando “De los demás orificios no hablamos”. Pero de broma tiene poco como hemos comprobado.

Qué contiene este compuesto

Visitamos en su laboratorio en la Universidad Complutense de Madrid al decano del Colegio Militar de Químicos, Ricardo Díaz. Analiza este polvo blanco que podría parecerse a la cocaína. Por otra parte de la cafeína contiene “raíz de oro, menta acuática, guaraná, moringa, cafeína y taurina”. Luego de su observación nos cuenta que el resto de componentes tan pronto como tienen impresión pernicioso. “Lo que es mucho peligroso es la pureza de la cafeína que contiene”. Subraya que encima el hecho de ser inhalada, hace que vaya “directamente a la raza, puede causar irritación severa en las mucosas nasales, lo que puede arrostrar a inflamación, sangría y dificultad para respirar”. Al suceder por el sistema respiratorio, nos comenta, puede provocar un posible daño en bronquios y pulmones. En cuanto al impresión cardiaco “es evidente que con solo una inhalación puede provocar un infarto y daños irreparables“.

Un gramo de arroz igual a 15 tazas de café

Le comentamos a Díaz qué pasa si inhalamos el tamaño de un arvejo -como reza el prospecto- de este producto. Su respuesta es tajante: “Es como si bebieses 30 tazas de café. En otra medida, un roncha de arroz son 15 tazas. Es una burrada y los bienes son muy peligrosos”. “Por otra parte”, añade este químico práctico en drogas “las medidas son muy complicadas y por lo universal es más de un gramo lo que se vende. Lo comprobamos: vertemos el frasco con el producto interiormente en una báscula y alcanza los dos gramos. “La sobredosis está ahí, es casquivana consumir más de ese arvejo que dice el prospecto”. Díaz nos dice que incluir más medida de la que se anuncia o se dice contener es muy popular con todo tipo de drogas. “Lo que se suele hacer”, añade “es meter otros componentes que frenen el impresión de la droga. La taurina, por ejemplo reduce el impresión del impacto de la cafeína”. Y subraya: “No hay que olvidar”, añade Díaz, “que la cafeína encima es adictiva”.

Indignación en el sector

Pero no sólo es una cuestión de sanidad. Entramos en una tienda que vende productos para optimizar el rendimiento o recuperar el cuerpo posteriormente del esfuerzo. Nos atiende Tomás Lanceti, culturista y propietario de una tienda de productos energéticos. “Nos perjudica mucho este tipo de productos que se saltan nuestro código ético y, sobre todo, la lucha que estamos haciendo desde hace abriles para que la sociedad entienda que lo que vendemos no sólo no es pernicioso sino que es positivo. Hemos acabado que baje la vecina del botellín a comprarnos y ahora surgen estas modas que se asimilan a la cocaína”. Para Tomás el hecho de inhalar, el modo de consumo de esta producto cafeínico, todavía lleva a la confusión: “No puedes enseñar a un chaval de 16 abriles que se está iniciando en el deporte a esnifar para tener más energía. Su paralelismo con la cocaína u otras drogas en el modo de empleo es evidente. Por otra parte los productos que vendemos aquí, ningún es adictivo”.

Qué dicen los que lo han probado

De momento su comercialización es legítimo ya que la cafeína y el resto de componentes están permitidos. Otra cosa es que se tomen medidas por el modo de empleo, por la inhalación en si y los riesgos que nos dicen que supone. Navegamos por intenet y vemos que existen muchos “retos” que incitan a su consumo. Inhalan y luego realizan un aspecto de satisfacción. Acudimos a las inmediaciones de un campo de Madrid. Un mozo nos confiesa que “la ha probado. ¿Por qué no?, comenta. Sí nos dice que no lo volvería a hacer porque se puso “demasiado nervioso”. Otros niegan con la inicio y hasta se ríen: “¿Esnifar? […]yo soy un tipo sano”, nos dice un pequeño de unos vigésimo abriles de aspecto fornido y musculado. Felizmente, fuera de uno, lo rechazan todos los demás. Pero lo cierto es que está ahí, en alguna tiendas y en internet, y se ve poco que puede ser ético.

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