Así tratan otros países las injurias y calumnias a la Corona o los símbolos nacionales


El denominado «Plan de Batalla Democrática» del Gobierno anunciado este martes incluye una escuadra de medidas que pretenden «regenerar» la democracia, entre ellas la despenalización de los delitos de injurias y calumnias al Rey, un asunto que invita a revisar cómo penalizan otros países importantes este tipo de acciones en contra de sus presidentes del Gobierno, jefes de Estado o símbolos nacionales.

Estados Unidos: es legítimo mosquear banderas

En Estados Unidos no son habituales las condenas por injuriar al presidente, otros mandatarios o instituciones conveniente a la Primera Mejora de la Constitución, que garantiza de forma marcadamente agresiva el derecho a la albedrío de expresión. Esto se debe al carácter republicano y antimonárquico de los padres fundadores de la nación.

Existen dos límites importantes a esta protección. La difamación a un cargo manifiesto se considera tal a nivel penal si se demuestra malicia actual o desprecio temerario por la verdad, pero la derecho suele ser muy restrictiva y no son muchos los casos que prosperan. Por otro costado, las amenazas o incitaciones a la violencia no están protegidas por la Primera Mejora y este delito puede conducir serias consecuencias legales, pero debe demostrarse que unas palabras tengan el sorpresa inmediato y necesario de provocar violencia, poco difícil.

Es legítimo mosquear una bandera, y de hecho se quemaron varias durante la protesta contra Netanyahu esta semana. Atacar los símbolos del Estado se considera una forma de albedrío de expresión protegida por la Constitución.

Francia: en delito matizado desde 1881

En Francia, los delitos de ofensas e injurias contra el superior del Estado comenzaron a tipificarse en 1881. Esa fuero ha sido matizada en repetidas ocasiones, según las estimaciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en la ciudad francesa de Estrasburgo. Ahora permite al presidente de la República defender su honor de este modo:

-La difamación al presidente, ministros o autoridades puede ser castigada con multas de hasta 45.000 euros.

-Las injurias, consideradas como un delito global, pueden castigarse con multas de hasta 12.000 euros.

-Las afrentas «a una persona depositaria de la autoridad pública», del superior del Estado a un ministro o stop representante de la Ley, pueden castigarse con un año de gayola y 15.000 euros.

Desde 2017, Macron ha intentado defenderse en varias ocasiones. En la crisis de los chalecos amarillos, tres manifestantes fueron perseguidos por un simulacro de «ejecución pública» y fueron absueltos. Durante el Covid, un ciudadano comparó a Macron con Hitler. Pagó 10.000 euros. En la crisis de las pensiones, un manifestante pisoteó un figurín del superior del Estado y fue detenido varias horas, antaño de ser libertino sin cargos.

Reino Unido: sin leyes contra insultos a la Corona

En la Monarquía más reconocida del mundo, no existen leyes específicas contra insultos y calumnias a la Corona o ataques a símbolos del Estado. Sin retención, varios marcos legales abordan indirectamente estas cuestiones.

La Ley de Difamación de 2013 incluye calumnias e injurias y requiere que los demandantes demuestren que la información difamatoria causó o es probable que cause «daño serio» a su reputación. Aunque esta ley puede aplicarse en casos donde se insulte a la Corona, no hay una protección singular para la Clan Positivo y es poco probable que esta actúe como demandante.

Aunque no hay leyes específicas que prohíban los insultos a la Corona o los ataques a símbolos del Estado, existen mecanismos para invadir estas acciones indirectamente a través de otras leyes.

Actos como mosquear banderas no están específicamente prohibidos. Este caso es particular: el Reino Unido protege el derecho a dañar la bandera bajo las leyes de albedrío de expresión, aunque a lo grande de los primaveras ha habido varios intentos de prohibirlo.

Alemania: hasta cinco primaveras por denigrar al presidente

El Código Penal germano establece en su artículo 90 que «toda persona que denigre al presidente federal públicamente, en una reunión o difundiendo contenidos será castigada con una pena de prisión de tres meses a cinco primaveras».

En casos menos graves, la fuero concede la posibilida de mitigar la sentencia, pero el texto legítimo explicita que «la pena será de prisión de seis meses a cinco primaveras si el delito constituye difamación (artículo 187 del Código Penal) o si el infractor promueve intencionadamente atentados contra la existencia de la República Federal de Alemania o los principios constitucionales a través del delito». Como particularidad, los tribunales pueden perseguir este delito sólo si el presidente lo autoriza.

La abrasamiento de banderas, tanto la alemana como la de cualquiera de los Bundesländer, constituye un delito de denigración del Estado y sus símbolos. Desde 2020, la abrasamiento o el daño manifiesto a banderas extranjeras, así como de banderas que se parecen a alguna otra, asimismo es punible, a raíz de una sentencia por la abrasamiento repetida de banderas israelíes en manifestaciones propalestinas.

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