La aglomeración de humo que cubre el Paraíso del centro y el meta de Portugal estos días es uno de los motivos por los que sus vecinos tienen los luceros enrojecidos y llorosos. Pero hay más. Muchos han dormido muy poco las últimas noches. Ellos mismos han peleado contra el fuego con cubos y mangueras para proteger sus viviendas. Algunos no lo han conseguido. En el distrito de Aveiro hay decenas de casas arrasadas.
Antonio nos enseña lo que queda de la suya sin poder evitar las lágrimas. Lo ha perdido todo. Su mujer logró salir in extremis de la vivienda y acabó en el hospital por inhalación de humo, por suerte ya está en casa. Juan incluso se ha quedado sin nadie. La ropa que lleva se la han prestado sus compañeros de trabajo, se quedó con lo puesto fielmente. Es el indicio que deja el fuego en Albergaria-a-Velha, en la región de Aveiro.
La carpintería de Joao en Gondomar, distrito de Oporto, incluso quedó limitada a cenizas. En esta ciudad se quemó hasta la capilla, que data de 1884 y a la que los vecinos no dejan de acercarse incluso en ruinas: “Queremos recuperarla”.
Los bomberos no dieron abasto
El gobierno luso ya ha decretado el estado de calamidad para los municipios afectados y asegura que las ayudas llegarán lo antiguamente posible. Pero son muchos los que ponen en duda la gala de las autoridades tras quedarse solos luchando contra las llamas: “Los bomberos aquí no llegaron”.
Y es que los más de 5.000 efectivos que trabajaron sin refrigerio fueron insuficientes. un sinfín de focos se extendieron por todo el circunscripción con gran prontitud oportuno a la intensidad del singladura. Carreteras cortadas, escuelas cerradas y hectáreas de campos de cultivo y zonas boscosas teñidas de enfadado.
Más de 100.000 hectáreas arrasadas
Este jueves con la ladera de las temperaturas y el descenso de los vientos la situación está mucho más controlada aunque todavía se pelea con fuerza contra los focos activos. Ahora toca por otra parte refrescar intensamente las zonas calientes para evitar que puedan reavivarse las llamas.
Han ardido más de 100.000 hectáreas, 11 personas han perdido la vida y decenas de casas y negocios han quedado arrasados. Son los números, por ahora, de una oleada histórica de incendios en el país vecino.
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