Patti Smith vuelve a reencontrarse con Granada y con el legado de Lorca, uno de sus ídolos de siempre


Patti Smith es conocida sobre todo por su superficie de cantante y compositora de canciones, pero quienes conocen su obra saben que siente tanta pasión por la música como por la poesía. Y todavía que uno de sus grandes referentes en ese campo es Federico García Lorca. Con la ciudad de éste, Obús, se reencuentra este sábado 21 para dar una concierto en los jardines del Generalife, en el interior del ciclo de conciertos denominado Festival 1001 Músicas.

Refriega es una palabra adecuada porque no es la primera vez que la comediante, de 77 abriles, acude a Obús. En 1998 inauguró un ciclo de actuaciones para conmemorar el centenario del inicio de Lorca y diez abriles luego regresó para ofrecer un concierto en tono sonoro e intimista inmediato a la Huerta de San Vicente, una de las casas que habitó el poeta. La visitó y, sin conocido, tocó su piano. A posteriori dijo que se sentía «entroncada a la herencia artística» del escritor granadino.

El formato con el que vuelve a Obús no sugiere, en principio, una velada cargada de decibelios, aunque como es un huracán en el decorado, eso nunca se sabe. Se presenta al frente del Patti Smith Quartet, que completan su hijo Jackie Smith a la guitarra, Seb Rochford a la formación y Tony Shanahan haciendo un poco de todo, porque le da a varios instrumentos.

Nacida en Chicago en diciembre de 1946, con 21 abriles se trasladó a Nueva York a intentar ganar el éxito como escritora. Sus andanzas en aquellos abriles, en los que compartió casa con el fotógrafo Robert Mappelthorpe, están recogidas en el vademécum autobiográfico del que es autora, ‘Éramos unos niños’ y explican lo duro que era ganarse la vida en la Gran Manzana.

Pionera del punk

Pero en la plazo de los setenta se produjo una revolución musical que lo cambió todo: fue el punk, que encendió la mecha en Nueva York aunque luego se hiciera más popular cuando cruzó el charco y se instaló en Londres, cargado de imperdibles. Patti Smith fue una de las asiduas al mítico club CBGB, donde empezaron Blondie, Ramones, Talking Heads o Televison, y en 1975 se unió a ese selecto club cuando sacó su primer disco, ‘Horses’.

A posteriori llegaron ‘Radiodifusión Ethiopia’, ‘Easter’ y ‘Wave’ para completar un póker original que, sin alcanzar los primeros puestos de las listas, sí le hicieron vencer un buen puñado de fieles. Les encantaban sus literatura, comprometidas y a veces, al menos para la época, provocadoras. Se armó una buena cuando leyó en un concierto: «Jesús murió por los pecados de otros, no por los míos» amoldonado antaño de cantar ‘Edén’, una gema que tomó prestada de Van Morrison.

La colaboración con otro consagrado llamado Bruce Springsteen –bueno, por entonces, en 1978, aún no lo era- le valió la canción ‘Because the night’ y probablemente el anciano éxito en su carrera, un decimotercer puesto en las listas norteamericanas. A cuyos primeros puestos nunca se ha vuelto a arrimar.

Siquiera le importó demasiado, siempre fue a su ventarrón. Le puntada con que la familia coree himnos como ‘People have the power’, que escribió inmediato a quien fue su marido, Fred ‘Sonic’ Smith -quien fuera guitarrista de los seminales MC5-, con encerrarse de tarde en tarde en algún estudio para registrar nuevas canciones y con hacer giras en las que raro es que no tirada a pasear al animal de directo que siempre ha sido.

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