Fue Santi Balmes quien abrió la recorrido con una charla en la que ha abordado su trayectoria personal, su extensa carrera como músico y su relación con la humanidades. «Cuando escribes, da igual que sea música o humanidades, buscas esa voz única y personal, esa voz que amplía tus mundos y que hace que encuentres barriadas de tu psique que no sabías que existían», señaló Santi Balmes, que además habló sobre la creatividad y la influencia que tiene en la música, en la humanidades y en el sexo. «Esa sensación de que has perdido la concepto del tiempo se da en el arte y en el sexo», desarrolló el compositor y escritor, que ha querido destacar la importante de la emoción en la escritura. «Yo empecé a componer porque se me rizaba la piel cuando tocaba la guitarra».
Para finalizar, Santi Balmes subrayó que como cómico siempre se tiene miedo a perder «la honestidad, la frescura, la embeleso. Ahora es muy difícil trascender porque la voracidad de la industria es tan incorporación que va a entrar un momento en el que haya más contenido que luceros».
Tras la charla de Santi Balmes, los asistentes pudieron escuchar a Najat El Hachmi. La autora y ganadora del Premio Nadal ha compartido su experiencia como una pupila que llegó a Vic a los ocho primaveras. «Rememoración que yo tuve una infancia llena de muchedumbre, de grupo y cuando llegamos a España sentía que estaba en una ciudad vulgar, fría. Encima, yo vengo de una civilización que es hablado y aquí se hizo el silencio. Yo llené ese silencio con las historias que encontré en los libros y luego empecé a escribir porque ya no tenía cero que adivinar», resume en un comunicado la estructura.
La autora no quiso dejar antes la importancia de entrar al mundo a través de la humanidades. «La escritura te conecta con lo popular, no con lo específico. Es capaz de conectarte con eso que tenemos en popular todos los humanos, de derribar todos los muros y conectar con el otro».
Najat El Hachmi se adentró además por el camino del sexo y la humanidades. «Es muy importante la representación del deseo porque en los libros escritos por hombres siempre hay poco que no me encaja. La sexualidad femenina ha sido tradicionalmente representada desde el punto de panorámica masculino y la ojeada es diferente. Hay un imaginario muy poderoso que está construido sobre la presunción masculina y nosotras no estamos, somos un objeto al servicio de los hombres. Me pasa con autores hombres que me encantan, pero que les desliz esa perspectiva al relatar sexo. Creo que nosotras imaginamos mejor la sexualidad de los hombres».