¿Qué haríamos si nos encontramos a un discapacitado en apuros? Desvelamos la realidad en Espejo Público


Un día cualquiera, según vas a la universidad o al trabajo, al entrar al patrón te encuentras a una personas en apero de ruedas adaptado delante de las escalares que bajan a la temporada de patrón ¿Cuál sería tu reacción? ¿Te pararías o seguirías de espacioso? ¿le ofrecerías tu ayuda o mirarías a otro costado porque tienes prisa y ese “no es tu problema? Es la pregunta que nos hacemos y queremos entender la efectividad, la verdadera cara de nuestra sociedad, por eso hemos aparecido a la calle y de forma discreta hemos descubierto qué hacemos cuando creemos que nadie nos mira.

¿Cómo lo viven las personas con problemas de movilidad?

Para nosotros es un cuestionario social para tomar la temperatura de la solidaridad de nuestra sociedad pero para José y Paloma, los dos discapacitados que nos han ayudado en este cuestionario es su día a día. Los dos llevan décadas anclados a una apero de ruedas. Son pareja y viven en una de las residencia de Aspaym Madrid, la Asociación de Personas con Equimosis Medular y otras discapacidades físicas. Con su ayuda

El demoledor resultado

Para hacer un primer acercamiento elegimos la parada de patrón de Avenida de América en Madrid, es una temporada que sí dispone de montacargas pero hay que entender dónde está. Nosotros nos colocamos adaptado enfrente del montacargas, en el paso más alejado, donde sólo hay la opción de desmontar al patrón a través de unas escaleras al patrón. Ponemos a labrar nuestra cámara, esperamos a que José llegue en su apero de ruedas y vemos qué ocurre. Al límite de 10 minutos, el resultado es que de las 50 personas que han pasado en este tiempo a su costado 8 se han parado a indicarle que existe la posibilidad de desmontar en montacargas si cruza la calle y entran por otro paso. Sólo el 16% de quienes han pasado a pocos metros de José le han ayudado. En esta ocasión podría entrar al patrón a través de un montacargas, es cierto pero es una opción que no existe en todas las paradas.

La demoledora efectividad

Damos una revés más a este cuestionario social y queremos entender qué ocurriría ahora si nos ponemos en la entrada de una temporada de patrón sin montacargas. ¿determinado ayudaría a una persona en apero de ruedas? ¿conseguiría José que alguna persona se ofreciera a bajarle a él y a su apero para que pudiera desplazarse desde allí? Nos vamos a la parada de patrón de Diego de Bravo, una parada con mucho movimiento en el centro de la haber. Ponemos nuestro cronómetro y comenzamos a labrar otros diez minutos. En este periodo de tiempo por aquí pasan hasta 100 personas. El “Contador Solidario” es demoledor: de 100 personas se han parado 3. Sólo el 3% han mirado a José y le han ayudado, para el resto ha sido invisible.

¿Pasa lo mismo en un suburbio?

Quienes viven este tipo de dificultades saben que las prisas y las grandes ciudades no son buenas compañeras de la solidaridad. En el centro hay menos humanidad “en los barrios la concurrencia ayuda más” nos reconocen José y Paloma. Para comprobarlo nos vamos al madrileño suburbio de Vallecas donde viven nuestros “ganchos”. Nos colocamos en una orilla adaptado al costado de un bordillo complicado de subir con apero de ruedas. Y el resultado efectivamente es mejor, de 17 personas que pasan por allí en 10 minutos seis prestan su ayuda a Paloma para que pueda redimir ese obstáculo.

En otro de los puntos donde nos colocamos en la entrada de un Centro comercial no hay tanta suerte. En el tiempo que estamos allí grabando pasan ocho personas y solamente el dueño del bar que está adentro del centro comercial ve a Paloma y sale a ayudarla, el resto pasan de espacioso.

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