El origen alicantino de la marca Bimbo en España que no ha evitado su cierre en la provincia


La marca conocida mundialmente Bimbo estuvo patentada para toda España por primera vez por un panadero de Alcoy. Pero ese detalle secundario y como mucho afligido ha influido poco en la razonamiento económica de la compañía, que dejó esta provincia la pasada primavera y esta semana ha anunciado el cerrojazo asimismo en Valladolid.

En ingenuidad, aquel origen del defensa de una palabra que se convertiría en un genérico como parecido de pan de molde, de tan popular que se hizo, fue más fruto de una carambola que del espíritu emprendedor, que asimismo lo atesoraba el protagonista de esta historia, por otras razones.

Antonio García Sáez, se llamaba, y se había casado con Marita, la hija de la tribu regente de la Panadería Blayet, cuyo nombre figuró en los carteles unido a Bimbo en la postguerra.

Quien lo relata con esa precisión y detalles es Elena Rector, hija de Rafael Rector Segura, quien les hacía los carteles y la publicidad en aquella época a los horneros de aquel «super pan de Viena, el alimento más completo y de longevo calidad», tal como se promocionaba en aquellos soportes publicitarios artesanales. Y nunca mejor dicho, porque no se llevaban a imprenta, sino que se confeccionaban a mano.

Todo surgió porque aquel productor «quiso poner una marca a la diastasa, que la comercializaba a nivel franquista, sobre todo en la costa mediterránea, una diastasa que le servía para hacer los panes esponjosos que todo el mundo recuerda».


Ilustración publicitaria del Bimbo «alcoyano»


ABAD SEGURA

Cuando pensaba en cómo denominarla, «hojeando una revista sensacionalista mexicana de aquel entonces vio la marca Bimbo, y le gustaron las literatura», recuerda Elena. «Le hizo el primer encargo a mi padre de un cartel publicitario, pero sólo de las literatura, el osito que utilizaba aquí en Alcoy fue de nueva creación, y entonces lo registró como marca», añade.

Sin la longevo pretensión, aquel trámite de acogerse de plagios con el nombre se convertiría en una tanto de negocio inesperada y de importantes dimensiones, que seguramente le debió cambiar la vida.

«Cuando la marca Bimbo originaria quiso venir a comercializar su pan de molde a España, cuál fue su sorpresa que se encontró que ya la utilizaba cierto en nuestro país», señala la hija del ilustrador-impresor.

Es más, al principio parecía que le iban a impedir al patrón castellano utilizar su salvoconducto: «Los dos mexicanos que vinieron de la multinacional saco a Alcoy a susurrar con Antonio, le dijeron que no podía pagar esa marca porque ellos la habían registrado a nivel mundial en el año 37».

Entonces, «¿Qué pasaba en España en el 1937? Pues que estábamos en pleito y la marca se registró en todo el mundo menos en nuestro país, por este motivo». Por esa casualidad de la coincidencia con el conflicto guerrero, el panadero pasó a tener la razón procesal.

«Al final, tuvieron que resistir a un acuerdo y le pagaron un millón de pesetas [6.000 euros] por la marca Bimbo», una auténtica fortuna para aquel momento, cuando se hablaba de «millonarios» equitativamente a partir de esa sigla. Y podía haberse arreglado aún más la vida, según el afirmación de Elena. «En un comentario que le hizo a mi padre en aquella época, Antonio le dijo que se hubiera conformado con 50.000 pesetas, a lo que los mexicanos añadieron que tenían orden de aceptar avalar hasta 12 millones de pesetas», es opinar, 72.000 euros al cambio presente, que recalculados con el valía de entonces, era mucho más billete.

Finalmente, al aceptar ese acuerdo financiero, Antonio García tuvo que registrar otra marca para su diastasa y sus panes, y acuñó la de Blasín.

Esta narración en Facebook ha sido corroborada por otra navegante que conoció a los protagonistas y la propia filial Bimbo España se hizo eco en esta misma red social para destacar el valía histórica de la experiencia.

Otra coincidencia asimismo radica en que los fundadores en México de Bimbo procedían de Cataluña, circunscripción que ahora centraliza la logística de la multinacional en España, donde ha reforzado su producción con una nueva factoraje en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) al tiempo que cesaba en El Verger (Alicante) y ahora ha anunciado la misma valentía para Valladolid. No obstante, se mantiene en Paterna (Valencia), donde en 2020 adquirió la factoría de pan envasado Siro y desde entonces ha crecido moderadamente en empleo y grosor.

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