Juan Espadas niega que Andalucía tenga «un problema de financiación» y que el cupo catalán le dañe


Andalucía no sufre un «agravio» por la financiación singular de Cataluña ni siquiera tiene actualmente un «problema» de desidia de medios del Estado. Así lo cree el secretario militar del PSOE andaluz, Juan Espadas, que ha comparecido en presencia de la prensa posteriormente de reunirse este lunes con el presidente de la Comité de Andalucía, Juanma Dorado (PP), en el Palacio de San Telmo, interiormente de una ronda de contactos que ha mantenido con los grupos políticos tras su choque el pasado viernes en La Moncloa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE), en el que le reclamó la retirada inmediata de la propuesta de un cupo fiscal catalán.

El todavía presidente del Peña Socialista en el Parlamento andaluz ha señalado que en Andalucía «no hay un problema de financiación» sino «un problema de mandato» y todavía del flagrante maniquí de reparto de los fondos de Estado a las autonomías que está en vigor desde 2009 y caducó en 2018.

Espadas ha argumentado que sí había una desidia de financiación en el año 2018, cuando el PSOE gobernaba la Comité de Andalucía y el Parlamento autonómico acordó, a propuesta de todos los partidos omitido Ciudadanos, demandar unos 4.000 millones de euros que faltaban cada año en la financiación que la comunidad autónoma recibe del Estado para costear la sanidad, educación y servicios sociales. «Desde 2018 a 2024 las circunstancias han cambiado», puesto que el Gobierno de Sánchez ha aumentado sus transferencias a Andalucía en un 48% como consecuencia del aumento de la cuestación y de las entregas a cuentas del Estado a las autonomías, ha puntualizado.

El dirigente del PSOE asegura que lo que sucedió en 2018 fue que el Gobierno de Mariano Rajoy cerró «el válvula» y dejó a los servicios públicos sin medios suficientes por desidia de «voluntad política», en medio de la crisis económica. Por este motivo, Espadas ha planteado a Juanma Dorado que proponga al Ejecutor central un nuevo maniquí de financiación autonómica que «blinde los porcentajes» mínimos para certificar medios suficientes para sanidad, educación y dependencia, que bajaron cuando el PSOE gobernaba la Comité de Andalucía y el PP mandaba en el Gobierno de la Nación.

Espadas no ve incompatible la financiación singular de Cataluña con averiguar una fórmula en la que no pierda Andalucía en el reparto de los fondos del Estado. «Idear que Cataluña genera un agravio y que dañe a otros territorios no lo compartimos», ha ducho.

El líder de los socialistas andaluces ha cuestionado que el cupo fiscal vaya a suponer una merma de los ingresos que recibe la Comité a través del Estado. Los expertos de la Fundación de Estudios de Pertenencias Aplicada (Fedea) cifran entre 25.000 y 30.000 millones de euros el coste que tendría para el Estado que Cataluña gestione y liquide el 100% de los impuestos en le circunscripción y todos coinciden en que las regiones más desfavorecidas tendrían que subir impuestos, emitir más deuda o aminorar sus servicios para respaldar esta abultada recibo.

Espadas niega estos números cuando le han preguntado los periodistas y asegura que no va a entrar en «especulaciones» hasta que «no haya cifras» oficiales. En ese momento, se comprobará, ha dicho, si el cupo catalán es o no compatible con certificar que Andalucía y otros territorios del régimen global no pierdan financiación. Ha señalado que la ministra de Hacienda, la sevillana María Jesús Montero, ha inútil que se trate de un concierto crematístico y «prefiere esperar a ver» cómo se traduce en números y cuantías esa financiación singular.

Espadas defiende el acuerdo del PSC y ERC

El todavía portavoz del PSOE en el Senado ha justificado el acuerdo entre el PSC y ERC que plantea un trato preferente para Cataluña en la mandato de los impuestos del Estado a pesar de que la ministra de Hacienda y vicesecretaria militar del PSOE, María Jesús Montero, rechazó un concierto crematístico catalán el pasado mes de julio. Espadas ha defendido que han cambiado las «circunstancias políticas» porque se abrió la posibilidad de que la Generalitat de Cataluña dejara de «estar gobernada por un partido independentista» y pasara a ser presidida por el socialista Salvador Illa.

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