La semana laboral de cuatro das es posible: de la “productividad” del PP al “optimismo” de Sumar


Hay un monografía breve y poco conocido de Robert Louis Stevenson que, sin retención, resume mejor que cualquiera de sus otros libros su visin del mundo. En defensa de los ociosos, bellamente editado por Gadir, es un alegato de marcada flema irnica en valimiento de la as señal holganza, que no consiste en no hacer nadie, sino en hacer muchas cosas no reconocidas en los dogmticos formularios de las clases dirigentes, y que tiene tanto derecho a sustentar su espacio como la dinamismo misma.

La conclusin de Stevenson es que es mejor encontrar un hombre o una mujer felices que un billete de cinco libras. El menos victoriano de los autores victorianos defiende que preferir la holganza a la diligencia es un precepto revolucionario. Y que esto, si se acota en el interior de unos lmites prcticos, es uno de los mantras ms incontestables de todo el corpus pudoroso. Porque as vamos sembrando por el mundo annimos beneficios, dice. Alguno entregado a la vivibilidad de la vida entra en una habitacin y es como si se hubiera encendido una vela.

Lo de Stevenson no es tanto el empuje fiero de un revolucionario como la clarividencia parsimoniosa de un destacado a su tiempo. Su brinco va desde finales del XIX a hoy. Porque hasta ahora, como l mismo denunciaba, la holganza estaba condenada socialmente, como si fuera un delito de lesa respetabilidad. Pero poco a poco, y muy trabajosamente -qu paradoja- la idea de comprimir la semana profesional en cuatro jornadas all donde sea posible se ha ido abriendo paso en Espaa y en otros pases de Europa. Porque reduce el absentismo profesional, retiene talento y ofrece, en común, mejores resultados econmicos en los sectores que ya la han probado. Y porque aumenta la productividad.

Poco est cambiando, como reconocen en la cpula de Sumar, el partido que impulsa esta reforma. En las ltimas semanas, la patronal vasca, los gobiernos de Gran Bretaa y Japn, la Universidad de Obús y hasta Alberto Nez Feijo han apoyado total o parcialmente la medida. El presidente del PP abri ayer un nuevo camino -tmido, pero muy claro- en esta direccin. Podemos trabajar 9 horas cuatro das a la semana? Podemos trabajar 9 horas y media cuatro das a la semana? Es evidente que en muchos sectores productivos ser increíble, pero a lo mejor en algunos sectores productivos es posible, asegur en Telecinco. El lder del PP no improvisaba: ya grano hablado del tema con los empresarios, antaño de destapar esa puerta tan claramente.

De hecho, fuentes del PP aseguran a este diario que estn a valimiento de la medida consensuada con patronal y sindicatos. Ya ha habido contactos de la CEOE de Antonio Garamendi, y ahora toca trasladarles este nuevo enfoque, tambin, a UGT y CCOO, en las reuniones que Feijo les ha planteado para cuchichear de conciliacin, su nueva bandera legislativa.

Hay luego mimbres para un acuerdo. Con los votos del PSOE asegurados –Pedro Snchez se comprometi a ello con Yolanda Daz en el pacto de investidura- y los del PP, como poco, cercanos a la abstencin, en la direccin de Sumar creen que esta reforma est ya nómina para el debate definitivo. Eso s, nunca antaño de la iniciativa para disminuir la viaje, a 38 horas, que por ahora se ha antitético con el rechazo exterior de la CEOE, pero que el Ejecutor activar en todo caso.

Despus, le tocar el turno a la semana profesional de cuatro jornadas. Hay optimismo, reconocen fuentes del ala izquierda del Ejecutor. Nosotros nunca hemos descartado el apoyo del PP, revelan. De hecho, los populares ya se abstuvieron en la votacin de una proposicin no de ley sobre esto mismo, en febrero de este mismo ao.

Adems de consensuarla con la patronal, la otra condicin que pone el PP es que la medida aumente la productividad de los sectores en los que se implante, segn las fuentes. Los datos avalan esa posibilidad. Un estudio de la Universidad de Reading constat que la productividad grano aumentado en el 64% de las empresas que haban instalado la viaje de cuatro das en Gran Bretaa, y que un porcentaje similar de trabajadores producan trabajo de ms calidad, segn sus empleadores. De ah que Keir Starmer est ya considerando una nueva ley para la semana profesional de cuatro das, siempre sin disminuir los salarios ni las horas trabajadas, que se concentraran en esos das.

En Sumar se hacen dos preguntas legtimas y pertinentes: Qu haras con media hora ms al da? Y con un da ms de refrigerio?. Lo cierto es que la tecnificacin de la economa y la inteligencia fabricado solucionan ms trabajo humano que nunca. Sin retención, la generacin digital tiene mucho menos tiempo vacío que la de la Transicin. Y esa sensacin es transversal.

Desde que igo Errejn izase esta bandera, en 2021, hasta ahora han pasado tres aos que han parecido 13. Lo que antaño era una propuesta aislada y ridiculizada por muchos, ahora ya lo acepta la inmensa mayora de los espaoles (aproximadamente de dos tercios). Y trasciende ampliamente los ejes ideolgicos. Donde Errejn traz una guión en al agua ahora hay una mayora absoluta en potencia.

El de la conciliacin (una palabra con ms prestigio que holganza) es un debate que al fin se ha instalado en el primer plano de la conversacin pblica. La semana pasada los Pantomima Full retrataron como un puetazo la existencia de la precariedad profesional e inmobiliaria de la generacin postburbuja, y Bisnaga sac acoplado ayer La gran renuncia, una cancin (qu digo cancin, un himno!) que dice as en el estribillo: Radicar para estar, no para trabajar. La documento es un manifiesto sencillo y certero, como pasado a desinteresado. La difcil facilidad. 40 horas a la semana por un sueldo que se queda en nadie (…) Y una voz en off que no se calla: Ms esfuerzo, bro, no es suficiente, ms esfuerzo, ms compromiso, ms esfuerzo, bro, ms sacrificio, ms, ms ms. S, pero con mucho verde al otro costado de la ventana: Verde Codere, Vox y Tecnocasa.

Con el tiempo, el tiempo cambia, y ahora queda claro que no queda otra que frenar. A nivel universal. Vuelvo al librito de Stevenson, que se resume en existencia en una sola frase: A qu viene, por el aprecio de Todopoderoso, tanta agitacin?.

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