“Ahora, que paguen todo el daño que han hecho y que la jurisprudencia sea competición”. A Jenni Amador, de 26 primaveras, la nota de la detención de los presuntos responsables de la tragedia que la última verbena de Sant Joan tiñó de familia a su comunidad, le pilló de camino al médico. Ella y su hermano Antonio, de 12 primaveras, resultaron heridos de reserva. El pequeño sigue tres meses luego hospitalizado y la muchacha acude prácticamente a diario al consultorio para las curas del impacto de bala que le ha dañado una pierna de por vida.
La pasada aurora, los Mossos d’Esquadra, en colaboración con la Guarda Civil, irrumpieron en una vivienda del municipio de Pinos Puente, en Mingrana. Hacía días que los investigadores habían recogido indicios suficientes para apuntalar a la jueza de Girona que los sospechosos de la matanza de la Font de la Pólvora estaban en un domicilio de esa entrada.
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La peligrosidad de la zona obligó a la Guarda Civil a activar a su Mecanismo Específico de Intervención. Ni Guillermo, ni Estefanía pusieron resistor. En la vivienda propiedad del padre de él, estaba encima del casorio, el padre y una mujer decano. De hecho, el hombre además fue arrestado, pero por una orden de detención irresoluto de otro caso desvinculado de los crímenes de Girona.
Los investigadores esperaban emplazar en la vivienda a los otros dos varones que además buscaban. Sabían que no podían estar muy acullá Santos, hijo beocio de años de una hermana de Guillermo, y el marido de ésta.
Este adolescente, presuntamente, disparó la perplejidad de los hechos una pistola con munición del calibre nueve milímetros que hirió a uno de los supervivientes.
Mientras se realizaban las detenciones en Pinos Puente, otro género de policías realizaba un registro en un domicilio de la entrada de Alcalá la Positivo, en Jaén. Tres horas luego de las primeras detenciones, el padre y el hijo que faltaban se presentaron en las dependencias de la Guarda Civil de Mingrana sabiendo que la presión policial era cada vez más asfixiante y que darían con ellos.
Los cuatro arrestados viajarán a Girona y mañana pasarán a disposición de la jueza que dirige la causa
En las próximas horas, los cuatro viajarán a Girona y mañana pasarán a disposición legal de la magistrada que ha dirigido la investigación. Una jueza que la semana pasada ya ordenó el ingreso en prisión sin fianza de dos hermanos de Estefanía, que se presentaron en la comisaría, acusados de ser cómplices de los ahora detenidos.
Los investigadores han conseguido en estos tres meses recobrar lo que ocurrió aquella perplejidad. Tras una reyerta entre la ahora detenida y otra mujer, la primera amenazó con aldabear a su marido, un hombre con múltiples informes y especialmente violento y conflictivo. Guillermo irrumpió en la calle Acàcia donde la comunidad Tomate celebraba la verbena en la calle. Disparó con un fusil de enfrentamiento, una A-K 47 y vació los treinta proyectiles del cargador mientras su sobrino detonaba una pistola.
Entreambos tiraron en la oscuridad, a bulto, sin mirar. Yolanda Heredia Heredia, de 44 primaveras y cocinera en un centro municipal de acogida de personas sin hogar, y su cuñado Juan Serafín Amador Heredia, de 48 primaveras, albañil y muy respetado en el intramuros, murieron en el acto. Dos de los hijos del hombre, Jenni y Antonio resultaron heridos de bala, pero en el hospital Josep Trueta les salvaron la vida.
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Tras los disparos, Guillermo, Estefanía y prácticamente todos los miembros de su comunidad en la Font de la Pólvora, Vila-Roja y Figueres huyeron de Catalunya. Las víctimas siempre situaron a los fugitivos en Pinos Puente, pero había que ubicarlos con evidencias que lograron reunir con el paso de los días, mientras insistían a los familiares que la investigación avanzaba y que habría detenciones.
Las primeras fueron las de los dos hermanos de ella, que se entregaron tras la mediación con un abogado. Esas dos detenciones y su posterior ingreso en prisión no provocaron ningún movimiento de los huidos, que durante estos tres meses tan pronto como salieron del carretera en el que ayer se les arrestó.
El casorio se escondía con el resto de los huidos en una casa corriente en el pueblo de Pinos Puente
A partir de las señales telefónicas, vigilancias especialmente complejas en una entrada difícil, e informaciones de colaboradores, los Mossos aseguraron a la jueza de Girona que Guillermo estaba interiormente. Era el principal objetivo. Y lo encontraron.
El corregidor de Girona, Lluc Salellas, se felicitó de las detenciones y aprovechó para pedir a los Mossos que mantengan de forma “permanente” la presencia policial en los barrios de la Font de la Pólvora y Vila-Roja.
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