Nuevamente, el castillo de San Servando va a recuperar el esprit de los castillos bajomedievales, cuando las saetas más fieras, hirientes y a la par dulces se lanzaban no tanto al enemigo que cercaba (que incluso) sino desde los propios bancos cortejadores, entre parejas de enamorados. Fueron entonces (incomparable siglo XV de Toledo) los castillos baluartes de civilización, espacios de transición entre los colegios y escritorios monacales, los futuros salones palaciegos y los cafés literarios. Un espacio incluso festivo y lúdico, donde las sesiones poéticas, en su modalidad de justas de invenciones, mezclaban el ritmo de la poesía, el ingenio conceptual de la filosofía y el conjunto estético del coreografía de disfraces. Con sus premios y recompensas. Y todo ello adecuadamente sazonado con arrequives, música y danza.
Ahí está la célebre copla del ubi sunt de Jorge Manrique, toledano consorte y con suerte, al que me enorgullece estar recuperando cada vez más para Toledo ciudad, con amarre en el palacio de Fuensalida, donde debió de tener domicilio conyugal y de crianza para sus hijos Luis y Luisa, en el magnífico castillo de Guadamur, edificado por su suegro, recreo y refugio, y en los salones vinculados a ese gran favorecedor cultural y rebuscado que fue el miltrado Carrillo de Acuña, a cuyo círculo perteneció.
O este fragmento del gran Rodrigo Cota, al que en la presente impresión del Toledo mágico hacemos neutralidad Luis Dévora y un servidor, como gran autor que fue de ese perspicaz monumento que damos en nombrar La Celestina (téngase en cuenta que quien aquí acento es el Acto sexual):
«Yo las coplas y canciones,/ yo la música suave;/ yo demuestro aquel que sabe/ las sutiles invenciones :/ yo hago desaparecer mis llamas,/ por lo bueno y por lo malo,/ yo hago servir las damas,/ yo las perfumadas camas,/ golosinas y regalo./ Yo bailotear en guapo son,/ yo las danzas y cantantes,/ y aquestos son los farsantes/ que yo giro al corazón.»
¿Quién dijo que todo en la Momento Media era olor a establo, piafar de caballos, herrumbre y espadas ensangrentadas? Había incluso y hubo glamúr, diálogo (esos debates poéticos a los que dedica sección el Cancionero Caudillo), festejo y todo un prerrenacimiento, al menos en las cortes peninsulares de España.
Un circunstancia, un espíritu, que por tercer año consecutivo va a recuperar y proyectar a este atribulado siglo XXI el congreso ‘Toledo ciudad mágica’.
Un apretado y variado software, con una armónica conjunción de ciencia y humanidades, de lozanía y madurez, se va a desplegar el fin de semana, delante un divulgado participativo y expectante que abarrotará el salón de actos de San Servando. Manifiesto toledano pero procedente, adicionalmente, de los cuatro puntos cardinales. Manifiesto internacional, incluso. Porque Toledo fue y sigue siendo epicentro simbólico, religioso y cultural de España pero incluso puente entre los saberes orientales y el sustrato clásico, entre el sur y el septentrión, entre tradición y vanguardia.
Desde las 16 horas del viernes 27, con presentación de Lourdes Luchoro, se expondrán ponencias sobre asuntos como: las vírgenes negras de Toledo, Toledo y la Maquinación, la historia de las bebidas espirituosas (con cata de dos cócteles incluida), el Tarot y el siglo de Oro, la espada de San Pablo, los códigos ocultos en el arte, Alfonso X rey santo y sabio, los límites de nuestra percepción, La mesa de Salomón, La calle mística, los fundamentos de la parapsicología, así como la reivindicación clarificadora de la autoría de ‘La Celestina’ a cargo del vate toledano Rodrigo Cota, que ya he mencionado.
Nombres consagrados se dan de la mano con investigadores e investigadoras de temas filosóficos, antropológicos, históricos y literarios: Ignacio Carmona, Jesús Callejo, Engel de la Cruz, Mercedes Pullman, Daniel Gómez, Gonzalo Rodríguez, Santy Checa, Francisco Rodríguez, Sol Blanco, Aldo Linares. En el magnífico entorno del huerta de San Servando, con Toledo al frente, se recreará, a cargo de Signus Temporis, un poblado visigodo. Y se presentarán en rigurosa premiere dos cuadros encargados por el Congreso: ‘La calle Mística’, de Ramón Córdoba, sobre un concepto definido por Luis Dévora, una perspicaz «anomalía estadística», la única calle conocida donde se concentra la creación de obras de primer nivel de Santa Teresa, Juan de la Cruz o el Greco, anejo con La Celestina de Rodrigo Cota; y ‘La mesa de Salomón’, de Luis Javier Gayá, asesorado por el perito en cálculo Iñaqui Carmona, sobre un símbolo de poder que fusiona las tres grandes culturas monoteístas, incorporando toda la carga hermética de este útil ascético roñoso, transportado a Poniente por los romanos, a Toledo por los godos y buscado por los musulmanes. Como complemento del congreso, en la mañana del domingo se celebrará la ruta ‘La Oca de Toledo’, basada en el compendio de Luis Dévora que áncora este popular conjunto en la geodesía, el callejero y la historia toledanos.
Cuadro sobre La mesa de Salomón
El conocido y agradecido físico y divulgador de ciencia y humanidades José Edelstein ofrecerá la conferencia de obstrucción, que versará sobre Einstein, Toledo y la civilización de paz. Un emblema y un tema que sintonizan plenamente con el espíritu y objetivos del congreso: recuperar para Toledo el referente mundial como zona representativo de diálogo y altercado intercultural, hoy más necesario y urgente que nunca, proponiendo un espacio de convergencia para las diversas materias y ámbitos de la ciencia, las cultura y el pensamiento, a la forma de la legendaria Escuela de Traductores.
Con la tradicional mesa redonda, moderada por Miguel Blanco, y un directo de ‘Espacio en Blanco’, su software de radiodifusión en RNE y Radiodifusión Foráneo, tocará a su fin esta tercera impresión del Toledo, ciudad mágica. Hasta el próximo septiembre.
