El «gigante bueno» que vino a hacerse un traje a medida y sorprendió a los madrileños


No es habitual cruzarse por la calle con un gigante que mida más de 2 metros de altura y pese más de 125 kilos. Los madrileños de los años 50 que se cruzaban con él volvían el rostro de asombro a su paso. Aquel coloso que paseaba por el centro y que acabó entrando en unos grandes almacenes para encargar un traje -obviamente, hecho a medida- era Primo Carnera, un famosísimo boxeador italiano que llegó a ser campeón mundial de los pesos pesados, y que fue la inspiración de un cómic. personaje, Dick Fulmine, que en España era conocido como Juan Centella.

Carnera nació en Sequals, un pequeño pueblo italiano cercano a Venecia, en 1906. Y desde su llegada al mundo ya demostró que era un portento físico: pesaba 8 kilos. A medida que fue creciendo, su impresionante tamaño se fue imponiendo: a los 18 años ya medía 1,97 metros y pesaba más de 125 kilos. Su físico pareció marcar su carrera: emigró a Francia para trabajar en un circo como hombre fuerte, y allí fue descubierto por un ex boxeador veterano, Paul Journée, quien le sugirió convertirse en boxeador.

Lo que dicen los cronistas es que era tosco en su estilo, pero sin duda su pegada era demoledora: en algunos estudios informaron que la fuerza de su puño equivalía al impacto de 120 kilos de peso. En América del Norte en la década de 1920la mafia controlaba el mundo del boxeo, y Carnera debió parecerles una mina de oro: ni siquiera el ruido de los posibles tongos pudo eclipsar la tremenda popularidad del boxeador. Sin embargo, su carrera estuvo llena de caídas y recuperaciones, derrotas humillantes y triunfos históricos como el que lo convirtió en campeón mundial de peso pesado en 1933, contra Jack Sharkey. Poco antes, ese mismo año, una sombra oscura coloreó su carrera: peleó contra Ernie Shaaf, un boxeador que anteriormente había peleado contra Max Baer y recibió una tremenda paliza. Cuando aún no se había recuperado, volvió al ring contra Carnera y tras un golpe no demasiado fuerte, Schaaf se desplomó, muriendo tres días después.

Cuando Carnera llegó a Madrid en 1957, ya era una figura de la historia del boxeo, retirado tras enriquecerse y arruinarse, para reinventarse de nuevo en la lucha libre y como hombre fuerte en las películas de Hollywood. Su imponente presencia en las calles de la capital provocó miradas de asombro de los transeúntes. Los periodistas que lo atendieron entonces, como informó en En blanco y negroDestacaba su enorme sonrisa, su gran sentido del humor y la franqueza que, a pesar de su tamaño, emanaba aquel titán.

Carnera quiso saludar a un ex compañero de ring, Paulino Uzcudun, con quien peleó más de una vez en su juventud, y que entonces vivía en su pueblo de Torrelaguna. El encuentro entre ambos, en la Plaza del Rey, fue muy afectuoso, entre enormes abrazos y palmadas en el hombro capaces de derribar a cualquier persona de estatura estándar.

Después de su encuentro, Primo Carnero fue a una sastrería a encargar un traje. Había que ver a aquel cortador encaramado en una silla para poder tomarle las medidas: «Largo de chaqueta, 92 (lo normal es 70 a 72), cintura de pantalón 86 (72-73), espalda 60 (42), busto 138 ( 96), puño de la manga 22 (“igual que mis pantalones”, comenta el sastre).

Durante la sesión con el sastre, tomando medidas

BASABE

A los redactores que le acompañaron en su recorrido les explicó cómo empezó su vida: cuando conoció a Journée en Arcachon, en un gimnasio, y “me presentó a un entrenador, que inmediatamente se preparó para convertirme en boxeador”. En el primer entrenamiento, el profesor cayó como consecuencia de un golpe devastador. Ocho días después debutó en París. Entonces comenzó una carrera deslumbrante que evolucionó como una montaña rusa y terminó en una pelea en junio de 1938 contra Max Baer: Carnera se fracturó el peroné de su pierna derecha en el primer asalto y resistió hasta el undécimo asalto. , en el que se suspendió la pelea.

Llegó a Madrid ya jubilado, aprovechando los golpes de la fama que aún le reportaban beneficios, pero dedicado a su familia y a su negocio, un restaurante italiano en Los Ángeles. Ver crecer a sus hijos, Humberto (18 años y con sus características físicas) y Giovanna María (14 años). Y con una mezcla agridulce en su rostro y en su relato cuando le preguntaron sobre su etapa boxística. Agarró por el cuello al editor de Blanco y Negro que escribió el relato de su visita y lo levantó (75 kilos de peso) mientras “reía a carcajadas”, en demostración de fuerza.

Primo Ternera murió de cáncer a los 60 años en su ciudad natal de Sequals. Sus compatriotas acudieron en masa al funeral de quien cariñosamente conocían como “el gigante bueno”. Su vida inspiró el cine: en ella se basó la película “The Harder the Fall”, protagonizada por Humphrey Bogart.

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