‘Limpiezas Traumáticas’, la empresa familiar de Albacete que lleva diez años borrando los peores asesinatos


Cuando entran, los cuerpos ya no están, pero saben todo lo que allí ha pasado. O lo imaginan por los restos que ven: una mancha de sangre en el suelo que marca el camino hacia una puerta a la que la víctima no llegó; arañazos en la pared que muestran cómo intentó defenderse… Estas son algunas de las huellas de los asesinatos más sonados que se han perpetrado en España. Escenas de crímenes que bien podrían ser descritas por un policía, un juez e incluso algún escritor policiaco o policíaco que esté preparando su próxima obra.

Sin embargo, lo más sorprendente de estas descripciones es la exactitud con la que están narradas por alguien que no tiene nada que ver con estas profesiones, sino con el sector de la limpieza. Manuel González es el fundador de Limpiezas Traumáticas, una empresa familiar que empezó hace diez años limpiando edificios en Hellín (Albacete)de donde es originario, para abrir sucursales en media España para borrar las manchas que la muerte ha dejado en los escenarios de los crímenes más viles del país.

Una década de historia que ahora queda recogida en un libro escrito por la periodista Beatriz González (Madrid, 1976)‘Limpieza Traumática. Familia González, 10 años eliminando las huellas del crimen’ (La Esfera de los Libros). La autora cuenta a torrevieja news today que conoció a Manolo, como llaman al responsable de este negocio familiar, unos meses antes de empezar a escribir su historia, fruto de otros trabajos periodísticos.

«Al otro lado del teléfono conocí a un chico muy afable, sensible, que hablaba de su trabajo con mucha empatía hacia las familias de las víctimas, y me pareció que había una historia muy interesante detrás de todo eso. No sólo por los casos mediáticos de crímenes cuyas escenas habían limpiado, de los que se habla en el libro, sino también por cómo esa forma de vida afecta su vida diaria”, afirma.

Manuel González llevaba más de 20 años trabajando en un instituto de Hellín, haciendo mantenimiento, y cuando sus hijos se quedaron en paro se le ocurrió montar una empresa de limpieza para ellos. Así empezaron: limpiando portales, oficinas, celdas de comisaría… Hasta que un día una trabajadora social que los conocía les preguntó si podían limpiar el apartamento de una persona con síndrome de Diógenes que había muerto en su casa y nadie se había dado cuenta. hasta unas semanas después.

Así empezó esta exitosa empresa. Actualmente cuenta con delegaciones en Madrid, Valencia, Málaga, Granada, Murcia y Jaén, entre otras localidades.. “Aunque no dan pistas sobre su facturación ni lo que cobran por el servicio, porque el presupuesto se basa en cuánto tiempo les llevará el trabajo, sí reconocen que la empresa es muy rentable”, afirma Beatriz González.

Para hacernos una idea, la periodista relata que en otras empresas de su sector Los servicios suelen oscilar entre los 1.200 euros si se trata de un trabajo sencillo hasta los 5.000 euros o más. cuando es un trabajo muy complicado que puede llevar más de una jornada completa con 6 o 7 trabajadores. Y cada semana tienen al menos 5 o 6 trabajos, más en determinadas épocas como verano o Navidad, cuando pueden hacer dos trabajos al día.

«Trabajar con la muerte hace que el cuerpo se sienta mal. No todo el mundo está hecho para ello”, afirma Manolo, que destaca el éxito de su trabajo: “La clave no está sólo en dejar los escenarios como si allí no hubiera pasado nada, sino también en el trato con las familias, en “intentar hacer para ellos las cosas lo más fáciles posible en un momento muy difícil para ellos, en el que cualquier tipo de ayuda se agradece.”

Estado en el que quedó la vivienda de los tíos del autor del crimen de Pioz (Guadalajara)

Por eso, como señala el autor del libro, “con el tiempo han aprendido a poner masilla en las marcas que puede dejar un cuchillo en la pared o el agujero de una bala, para deshacerse de muebles o colchones llenos de sangre”. “. que la familia no quiere ni ver, sellándolos con bolsas negras y metiéndolos en un camión donde recogen todo lo que luego es incinerado… De alguna manera, aunque es un trabajo obviamente remunerado, también es un trabajo Social.

los peores asesinatos

En estos diez años, el equipo de Limpieza Traumática ya ha tenido unos cuantos asesinatos en su haber, como dicen. La escritora, tras hablar con sus empleados, dice que todos recuerdan especialmente, para mal, tres crímenes: el de la familia de Pioz (Guadalajara), el de una madre y su hija en Móstoles (Madrid) y el de Laia, Una niña de 13 años, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). ¿Porque? El denominador común de los tres es que hubo víctimas que eran niños.

Para limpiar las huellas de la muerte, según explican, utilizan productos químicos que eliminan sangre y fluidos corporales, ozono para desinfectar y vapores especiales para que no quede ningún rastro de nada. Además, dependiendo de lo que la familia ha pedido, se deshacen de lo que no quieren ver, ya sean muebles, colchones… Lo que sea que les haga dejar de pensar aún más en la tragedia.

Pero lo que es más difícil de borrar son las imágenes de horror que se han encontrado. «Dicen que los muertos acaban amontonándose en sus cabezas, que uno nunca se acostumbra a este trabajo. Cada uno lleva consigo su historia, lo que ha visto, lo que ha limpiado, lo que ha hecho… Pero no lo comentan entre ellos, se lo guardan para ellos. Manolo decía que en las escenas del crimen más impactantes no se miraban para no verse llorar, sino que se sentían”, cuenta Beatriz González.

Sin embargo, han aprendido a separarlo de su vida personal, a salir del hogar donde han estado trabajando y tratar de no pensar más en ello. A veces, María Dolores, sobrina de Manolo que trabaja en los consultorios y es psicóloga, les da “un repaso”, como dice Manolo, cuando los ve muy alterados. “Si no, sería imposible afrontarlo”, admiten a la periodista, que se queda con una frase de advertencia que la fundadora de Limpiezas Traumáticas le lanzó en su primer día con ellos: “Hay que venir preparado para estas cosas: entrarás con nosotros, olerás, verás y, al final, te arrepentirás.

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