«¡Auxilio, que mata a mi madre!»


Una madre y su hijo de 9 años pueden descansar, aunque sea momentáneamente, ya que su presunto agresor se encuentra en prisión preventiva. Gracias a los gritos desgarradores del niño, un puñado de guardias civiles lograron frenar a su expareja cuando se disponía a marcharse en su coche armada con un martillo.

“¡Ayuda, eso mata a mi madre!” Lo habían escuchado conmocionados en el cuartel de la Guardia Civil de Torrijos (Toledo), situado a ocho metros del bloque de viviendas desde donde el menor pedía ayuda. Los gritos provenían de un balcón del segundo piso de la calle Trece Rosas y los gritos del niño alertaron a los guardias que se encontraban en el patio. “¡Eso la mata, eso la mata!” Eran las nueve y media de la mañana del pasado viernes, pocas horas después de que un hombre atropellara y matara a su mujer con un coche en una carretera de Val de Santo Domingo, a sólo siete kilómetros de distancia.

En cuanto oyeron al niño, los primeros agentes salieron corriendo y, detrás de ellos, otros guardias también se dirigieron en dirección a la casa. En total, una decena de efectivos rodearon el coche, mal aparcado en la calle, en el que El presunto agresor acababa de saltar para huir.

Los agentes lo bloquearon y el hombre mostró el martillo con el que había golpeado repetidamente la puerta de la vivienda de su expareja, catalogada como de alto riesgo en el sistema de Violencia de Género (Viogén). “Quería derribarla para matarla”. Dicen en el barrio, donde ya habían escuchado antes varios episodios de voces y amenazas.

Cuando fue interceptado por los guardias civiles, el sujeto Estaba borracho y se volvió violento. Él fue arrestado por incumplimiento de pena y un presunto delito de violencia de género. Un marroquí de 43 años, había incumplido una orden de alejamiento contra la mujer y el niño, aunque dicen que no era la primera vez. “Es un hombre muy problemático, que había cometido errores en varias ocasiones”dicen en esta calle paralela al cuartel, aunque parece que no siempre se habían denunciado estos incidentes.

Afirman que la víctima tiene miedo “por lo que pueda pasarle a ella y al niño”. ¡Está aterrorizado!». Y también dicen que está agradecida al equipo de Viogén en el cuartel, que estuvo pendiente de ella y de su hijo hasta que su presunto agresor fue enviado el sábado a la prisión de Ocaña I.

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