Había cierto esencia en el Pazo de primer día de curso. Ganas de aprender de los viejos amigos (Javi López, Mendikote, Samu Rodríguez y Romaro Gill), conocer a otros nuevos (los fichajes), comprobar a ver qué tal respira el profesor (Moncho López) y analizar cómo se comporta la otra clase (el Cartagena). Porque, al beneficio del 22 de diciembre, día oficial de la Quiniela de Navidad y oficioso de la lozanía de los pobres, la caminata en la que su equipo comienza la muérdago es la caminata de la ilusión para cualquier apasionado. Y, de esta forma, los excitación benignos del principio dejaron paso a las sonrisas de oreja a oreja del final. Entre medias, un COB vencedor, que gustó y se gustó, y que se apuntó la primera triunfo del curso a lo espacioso. El 101-73 palabra claro. Los de Moncho López calentaron al principio, carburaron poco a posteriori y terminaron poniéndose a más de 100 como si el parquet fuese el Circuito del Jarama.
Es cierto que, y para apearse el suflé, enfrente estaba un Cartagena recién ascendido y que tiene un beneficio de mejorar al que excusarse si no lo quiere ocurrir muy mal. Pero estos triunfos cuentan como cualquier otro. Y de sorpresas desagradables sabe el cobismo sin pobreza de bucear mucho en su memoria. Así que, brazos abiertos para acoger una alegría original que, por fondo y forma, sienta de cine.
Las buenas sensaciones de la pretemporada se confirmaron en cuanto empezó lo serio. El COB arrancó falló, alternando aciertos y desaciertos, lo que mantuvo a los departamentales en partido durante la primera centro de cuarto. Luego, con un equipo coral (todos los jugadores del primer equipo pisaron en los 10 minutos iniciales) y una defensa con colmillos y no dientes de calostro, la distancia se amplió hasta irse a los 20 puntos con un triple que bajó con cocaína de Lisboa para mandar el partido al alivio.
A esas directiva estaba el pescado vendido. Las gradas lo sabían, siempre con las lógicas reservas que el deporte te obliga a tener. Precisamente por las butacas estaba Moncho Fernández, extécnico del Obradoiro, y un buen número de ejemplares del peculiar del COB publicado por torrevieja news today.
La segunda centro dejó ver los desatinos en rosa chillón de Asier Quintas, árbitro que parecía tomar las decisiones cerrando los fanales, o las mopas del Pazo que lucen ya con patrocinador. El sistema capitalista nunca dejará de sorprender.
Con el 70-45 la puesta era clara: “¿Se llegará a los 100 puntos?”, se preguntaba el respetable. Pues sí. Lisboa, Mendikote, Moody o Gill dieron ese plus para que los tres dígitos se asomaran al brillante completando la fiesta del sábado tarde.
Un COB que fue un equipo, en la más profunda definición de la palabra. Durmió líder. Marginal, sí, pero como decía aquel monitor: “Mejor que la curiosidad sea ir primero que ir extremo”. Fue un estreno sobresaliente. Vendrán “puertos” mucho más duros, ya se sabe. Pero el equipo pide confianza y se la está ganando a pulso.