El centro Sandoval, referente en Madrid de las ETS, roza los 100 años en el pico de enfermedades venéreas


Un edificio característico por el esgrafiado estilo art decó de sus fachadas se encarecimiento en la cúspide de las calles Sandoval y Ruiz. Por lo demás, no flama la atención. Pero en su interior se libra todos los días la batalla por la salubridad: más de 88.000 personas entraron el año pasado, y todos salieron con sus pruebas hechas y su dictamen: 7.000 tenían una infección de transmisión sexual. Una emblema que se ha disparado desde hace una división, explican los responsables de este centro, de relato en España y en Europa.

Jorge del Romero llegó hace 40 primaveras al centro Sandoval; «vine para hacer mi relación doctoral,cuando el VIH no tenía ni nombre» explica. Ahora es el director médico de este establecimiento taza, especializado en enfermedades de transmisión sexual (ETS), que lleva funcionando hace casi cien primaveras: desde junio de 1928. «En origen nació para tratar a los militares jóvenes, muy afectados por la sífilis. Entonces no había tratamiento, ni antibiótico… sólo existían algunos ‘sifilicomios’», explica Del Romero.

Cuando él llegó al Sandoval, «había hasta un espacio para los conejos, con los que trabajábamos infiltrándolos para tratar la sífilis». Si en el momento en que se abrió, y durante muchas décadas más, trataba sobre todo a mujeres, ahora sus usuarios han cambiado: «Son hombres, muchos trabajadores sexuales, y trans», explica Del Romero.

En Sandoval se atiende a todo el que va, tenga o no plástico sanitaria, y con y sin cita previa. Y quien entra cuenta con la aval de la absoluta confidencialidad. De hecho, hubo un tiempo en que no se pedía carencia, lo que daba división a más de una peculiaridad: «Había días que teníamos ocho o nueve Felipes González; ya había que decirle a alguno: ‘hombre, si puedes decirme otro nombre…’», comenta el director del centro. Ahora sí se les pide un documento oficial que les identifique, pero quien no cuenta con plástico sanitaria recibe un número provisional para poder ser atendido.

En los últimos primaveras, los responsables y trabajadores del centro han asistido a la arranque de los casos de enfermedades de transmisión sexual: la emblema de 2.258 infecciones por blenorragia alcanzada en 2023 «ya la hemos superado, y estamos en septiembre», lamenta Del Romero. Este incremento de la demanda ha llevado a ampliar incluso el horario del centro, que desde el año pasado abre incluso por las tardes, de ocho de la mañana a 22 horas de la confusión. Catorce horas a tope, donde 60 profesionales -entre médicos, botiquín, laboratorio y resto del personal- atienden a quienes acuden. Con distinto carga recientemente, aseguran, en los trabajadores sociales.

En ocasiones, las personas que acuden al centro Sandoval lo hacen tras un test rápido del VIH realizado en algún clínica, o por sospecha de poder tenerlo. Aquí se les hace la prueba del VIH, y un chequeo de las demás enfermedades de transimisión sexual, muchas de las cuales no tienen síntomas. La calidad asistencial es máxima: «Las pruebas se analizan en nuestro laboratorio y en dos horas, salen con todo confirmado y con derivación a su hospital».


Exterior del centro Sandoval, en Madrid


JOSÉ RAMÓN LADRA

Adicionalmente, incluso se administran vacunas: la del papiloma, las de la hepatitis, la del virus de varicela zoster, o la de la viruela del chimpancé. «Este es un centro centinela: alerta a los demás cuando se disparan los casos». Ocurrió por ejemplo, con la viruela del chimpancé, en 2022: «Los siete primeros casos de España se diagnosticaron aquí; y desde entonces hemos tenido más de 600».

Primero en VIH

Pero sin duda uno de los grandes hitos del Sandoval es su papel en relación con el VIH, una materia en que es el primer centro de Europa que concentra más casos tratados. Desde 2020, es el primer dispositivo asistencial que dispensa la profilaxis pre exposición, PrEP, una tratamiento que toman para estrechar las posibilidades de contraer la infección personas que corren el peligro de exponerse al VIH a través del sexo o el uso de drogas inyectables, o por otras vías como la exposición profesional.

En Sandoval crearon una consulta de Laboratorio Hospitalaria, vinculada al Servicio de Laboratorio del Hospital Clínico –al que está adscrito este centro–. «La PrEP evita cogerlo», explica Del Romero, que recuerda incluso el día en que se puso en marcha en el Sandoval: «El 20 de enero de 2020; y desde entonces, más de 4.000 personas lo han seguido». Supone someterse a cuatro revisiones al año, y «es una utensilio efectiva tan eficaz, que la muchedumbre que lo toma no se contagia».

En sus cuatro décadas en el centro Sandoval, Jorge del Romero ha manido de todo. Y aún se sorprende cada día, asegura. La cambio de este dispensario especializado en ETS ha ido pareja al de la sociedad. Su breviario es que «se ha perdido el miedo al SIDA; el tratamiento consigue que la muchedumbre que lo tiene lo viva como poco crónico; la esperanza de vida de las personas tratadas es similar a la del resto, y se mueren de otras cosas, no de eso».

Pero las estadísticas son tajantes: «Lo único que desprecio es el VIH»; todas las demás enfermedades de transmisión sexual están disparadas desde hace primaveras. «La blenorragia y similares no dejan de aumentar», explica el director del centro, que relaciona este incremento a dos factores: «La enorme facilidad para consumir sustancias que favorezcan abastecer relaciones sexuales, y para encontrar contactos en internet. Si todo esto lo metes en la coctelera…».

Muy adictivas

Aquí entran en solaz sustancias usadas para allanar, prolongar o mejorar la experiencia sexual, como son la anfetamina, la metanfetamina o ‘tina’, el speed, el MDMA, la ketamina, la cocaína o la mefedrona (mefe), el GHB o ‘chorri’… «Son drogas muy adictivas, que comienzan a tomarse relacionadas con el sexo y luego terminan consumiéndose sin sexo», explica Del Romero. Según su experiencia, la ‘tina’ es la más consumida en Barcelona, mientras que en Madrid la que prima es la mefedrona. «Las adicciones no sólo generan problemas físicos y mentales, sino incluso ausencias en el trabajo… lo vemos mucho aquí en el centro», destaca su director.

El perfil del becario del Sandoval es «un hombre, muchacho pero decano de permanencia». En ocasiones, aparecen casos de pacientes que han sufrido algún tipo de violencia sexual. «No es poco nuevo; llevamos primaveras hablando de la violencia sexual entre hombres», relata Del Romero. Muchas veces, está en relación con el consumo de GHB u otras drogas. «Esto existe, y no es poco insustancial, aunque no se suele denunciar. Algunos nos han dicho que lo pasaron peor en el sensatez donde se vio el caso que cuando les estaban violando». No es un engendro que pueda cuantificar, pero sí existe: «Y la muchedumbre te dice que no sabe dónde ir» cuando ocurre.

El doctor Del Romero tiene claro que en este campo «error educación para la salubridad»; propone que los profesores formen a los alumnos, en función de su permanencia, «y no sólo en la esfera sexual, sino incluso educando sobre las drogas y sus mercancía». Pide eso y que se respete «la orientación sexual sin manchar».

El centro Sandoval trabaja incluso manteniendo contactos con las ONGs «para alcanzar a personas que, si no, no accederían a un centro taza; hemos ido a apañarse a los grupos vulnerables, y así se tratan las sospechas de infección». En el centro incluso hacen docencia, e investigación. En este extremo aspecto, han llevado a punta estudios sobre parejas heterosexuales en las que uno de los dos tenía VIH. En 2002 iniciaron un software de consejo reproductivo para estas parejas que querían tener hijos, único en Europa.

Dos nuevos centros

Es tanta la demanda del centro, que ni con la ampliación del horario llegan a todo. Por eso, el Gobierno regional va a brindar otros dos, uno en la calle Andrés Mellado y otro en la asiento de Alcorcón. Elena Andradas, directora genérico de Salubridad Pública de la Comunidad de Madrid, asegura que uno estará en marcha este año, y el otro en 2025. «Con el incremento tan importante en la última división de las infecciones de transmisión sexual, el objetivo ha sido siempre ampliar» el servicio, señala.

En el centro Sandoval, destaca, «se puede hacer un dictamen a tiempo efectivo». Pero adicionalmente de este centro, hay muchas personas que acuden directamente a las urgencias de los hospitales: «Los más jóvenes, en concreto, suelen ir a estas: un 9,4 por ciento de los diagnósticos de infecciones de transmisión sexual que se hacen en las urgencias a menores de 19 primaveras». Y en un 67 por ciento de los casos, tienen entre 20 y 39 primaveras. Hay incluso personas de más permanencia: un 3 por ciento tienen entre 60 y 79 primaveras, afirma Andradas.

Coincide con Del Romero en la importante declinación del VIH: «Está controlado y transformado en enfermedad crónica, pero ahora estamos viendo que hay un último uso del preservativo», poco que pretenden contrarrestar con campañas que utilizarán las redes sociales. «La profilaxis pre exposición para evitar el VIH ha podido tener una repercusión negativa en el uso de métodos de barrera entre la población muchacho», señala. Por eso, insiste en el mensaje: «Sexo respetuoso y consciente».

Todavía le cuadran los datos de subida de las ETS, «especialmente la gonococia, cada vez más frecuente, con más de 4.000 casos anuales». Se da sobre todo en hombres, aunque incluso en mujeres jóvenes, «de 18 a 24 primaveras». Un problema añadido porque esta infección puede degenerar en una enfermedad pélvica inflamatoria e incluso «sobrellevar a quien la sufre a la infertilidad».

Salubridad Pública tiene en la ahora 45 servicios de pruebas rápidas para detección y dictamen de las ETS. Adicionalmente de los centros de salubridad donde se hacen, hay incluso un autobús que «va allá donde está la población más frágil».

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