La villa del Arnoia, en Allariz, despidió ayer a María del Carmen Rodríguez, empresaria alaricana afincada desde hace medio siglo en Vigo, que falleció el pasado domingo a los 84 abriles de perduración tras una larga enfermedad.
Luchadora y emprendedora, su trabajo hizo posible el éxito de las empresas que fundó unido a su marido, Emeterio Andrés Limia, quien falleció el pasado año. “Fuiste y serás el timón de nuestra vida”, fueron las emotivas palabras que le dedicaron sus hijas en la esquela.
Su nombre y sus raíces están vinculadas a la rúa Hospital de Allariz. Allí nació y regentó su comunidad varios negocios que marcaron a varias generaciones de alaricanos, como el servicio de autocares, la manufactura de gaseosas y el taller de donde salieron -con permiso de las monjas- los primeros almendrados de pico. La religiosa de María del Carmen, que se quedó viuda muy adolescente con cinco hijos, fue una propulsora de los almendrados a partir de una fórmula con la que les obsequiaron las monjas de Allariz y, motivo por el cual, la comunidad recibió en el año 2003 un homenaje de la Asociación de Productores Artesáns de Allariz por ser las pioneras en trabajar la almendra de pico. María del Carmen Rodríguez, subrayaban quienes la conocían perfectamente, siempre llevó Allariz, sus raíces y su civilización, allá por donde fuera.
Su municipio nativo albergó la ofrenda funeral en la iglesia de Santiago, tras un velorio en el que no faltaron amigos y familiares, memorias entrañables y la solemne billete de un congregación de gaiteiros de Ourense.