Cristian Gómez llevaba ya una larga y agotadora tarde de turno en el recinto BeOne del intramuros de As Lagoas, en la ciudad de Ourense, cuando de repente, mientras daba una de las últimas clases dirigidas a un clase de usuarios, oyó gritos desesperados en la sala contigua de cintas de pasar. Un hombre, de 42 abriles de tiempo, había caído desplomado de la cinta donde entrenaba y esta lo había expulsado violentamente al suelo. El macho estaba completamente inconsciente cuando Cristian se lo encontró por primera vez.
Todo ocurría cerca de de las 21:40 del jueves 26 de septiembre, puntual cerca de la hora del obturación del recinto, cuando la entorno que antiguamente era de energía y vigor se tornó en un concurrencia de desasosiego y preocupación. Según los testigos de lo sucedido, el hombre acababa de conmover al recinto y llevaba solamente cerca de de dos minutos en la cinta. Acababa de conmover a las instalaciones y ese era su primer examen. Varias personas en la sala empezaron a abuchear pidiendo ayuda urgentemente, así que Cristian, como personal técnico del centro, acudió rápidamente, siendo el primero en proceder en medio del caos.
“El hombre tenía la ojeada perdida”, cuenta Cristian con seriedad. “Entonces lo coloqué en posición de seguridad, de costado, y empecé a reanimarlo”, explica, recordando la situación crítica. Su voz denota la tensión del momento. La celeridad de sus acciones era crucial en esa situación de emergencia.
El celador cuenta con cursos de socorrismo
Poco posteriormente, el hombre entró en disnea, respirando cada vez menos y de forma muy irregular. Fue entonces cuando varios de sus compañeros, en un acto rápido, trajeron el DESA, el desfibrilador semiautomático, para intentar que el hombre volviese a respirar y recuperara su consciencia. Cristian, que cuenta con cursos de socorrismo y encima tiene la titulación de Técnico Superior en Actividades Físicas y Deportivas, menciona con humildad: “Una cosa es estudiar esto y otra muy distinta es verte en el momento, enfrentándote a la existencia”. Menos mal que al tierno no lo paralizó el miedo o la impresión en ese instante tan crítico.
“En ese momento, ya no sabes si el tiempo se te pasa rápido o tardo”, explica Cristian con una mezcla de emoción y seriedad. “Aquí se me hizo un mundo, pero cuando llegué a casa, me di cuenta de que había sido todo muy rápido”, sigue reflexionando. Mientras lo reanimaban, manteniéndolo con vida a toda costa, llegaron rápidamente los servicios de emergencia, que se hicieron cargo de la situación.
Según lo que ha podido asimilar Cristian posteriormente del incidente, el hombre estuvo un par de días en coma en la Pelotón de Cuidados Intensivos (UCI), pero ahora ya se encuentra consciente. Los servicios médicos han informado a Cristian que lo más probable es que el hombre logre recuperarse por completo, vuelva a hacer vida ordinario y no tenga ninguna secuela significativa de este trágico suceso. El mal rato, claro, no se lo quita nadie, pero la rápida intervención de Cristian se tornó crucial para redimir la vida del becario.
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