una vieja estructura asoma ya en el mayor embalse de Cádiz



Mientras se van contando los días para que lleguen las ansiadas lluvias -no hay previsiones al respecto, más aún en pleno verano-, la embalses andalucesla comunidad autónoma más afectada por la sequíaNo dejan de perder agua. Ahora mismo lo que hay disponible en los pantanos apenas llega al 21%. Extremadamente serio.

Y hay muchas causas. Muchos expertos apuntan a la falta de previsión, la defectuosa infraestructura en los oleoductos o la sobreexplotación de los recursos asociados a la agricultura. Una situación que ha dejado a más de un centenar de localidades con la uso limitado de agua.

Entre las provincias más afectadas se encuentran Córdoba, Huelva y Málagadonde las limitaciones al uso del agua en horario nocturno se han complementado con la prohibición del lavado de calles, aceras y fachadas o el llenado de piscinas privadas y lavado de autos.

Gaudalcacín y Bornos, por debajo de mínimos

Los veraneantes también sufren. Han visto como se han cerrado los grifos de algunas duchas y lavapiés. El último en aplicarlo ha sido el Cádiz. En esta provincia, la sequía está provocando imágenes espantosas. Su mayor reservorio, el de Gaudalcacínes un poco más que 20% de su capacidad y ya revela los restos de su anterior estructura.

Una serie de promontorios de forma triangular asoman sobre la superficie de sus escasas aguas: es el antiguo embalse, construido en 1922. Algunos se benefician del embalse. 2500 agricultores que siembran 11.700 hectáreas de regadío dependientes de la Comunidad de Regantes de Guadalcacín desde hace más de 80 años. Desde entonces ha llovido, pero cada vez menos. Sus pírricos 233 hectómetros cúbicos captados de 800 dejan claro que si fuera un paciente humano debería, al menos, estar en la UCI.

Aún más crítico es el estado de la presa de bornos, también en Cádiz, apenas superando el 10% de su capacidad, donde se ve más cemento y tierra seca que vegetación y agua. Resaltan con claridad cristalina las marcas de los antiguos niveles de agua de otras épocas de abundancia.

La huella está siendo común en la mayoría de los embalses, de los cuales el del viñuelaen Vélez-Málaga, ya declaró ‘pantano muerto‘. Solo contiene un 8% del elemento líquido, más barro que agua. Ya no vale para consumo humano y apenas es apta para riego. Por todas partes se ve la tierra agrietada, con grietas donde cabe una mano. La pura realidad a estas alturas del siglo XXI en el sur de España.

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