Un nuevo ‘semáforo’ indica si los alimentos se encuentran en buen estado sin abrir el envase


Si mirar la época de caducidad de los alimentos al hacer la transacción no convence con frecuencia a algunos consumidores, ahora van a disponer de otro indicador más fiable, una especie de ‘semáforo‘, en sentido exacto, porque este biosensor cambia entre los tres colores (rojo, amarillo y verde) según el escalón de conservación. Eso sí, las tonalidades se interpretan al revés: el rojo da vía expedito y el verde significa peligro.

El Clase de Observación de Polímeros y Nanomateriales (Nanobiopol) de la Universidad de Alicante (UA) ha desarrollado esta tecnología que alivio el envasado de alimentos aprovechando adicionalmente los desechos de la industria agroalimentaria.

Se proxenetismo de un biosensor colorimétrico, es aseverar que cambia de color, a partir de desechos de naranja sanguina, propia de la Comunitat Valenciana y con una producción de residuos anual de una tonelada, incluso de remolacha, tal como han detallado desde el campus.

Este nuevo material «inteligente y biodegradable» es una película transparente que tiene la capacidad de proceder como sensor y ofrecer al consumidor una información adicional sobre el estado del alimento envasado.

«Cuando un producto rico en proteínas se empieza a descomponer, cambia su estructura química y se forman unos compuestos volátiles nitrogenados en la medio del envase, traduciéndose en un cambio de color del material diseñado», explican los investigadores de la UA Mª Carmen Garrigós y Alfonso Jiménez.

En este caso, añaden los líderes de este avance, los colores rojos o rosados iniciales indican que el alimento fresco se encuentra en perfectas condiciones, pero si el sensor pasa a colores amarillos o verdosos es porque el producto está en proceso de trastorno.


El rama de investigadores Nanobiopol de la Universidad de Alicante, artífices del nuevo material


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Hilván con incorporar una pequeña cuarto de este sensor en el envase que contenga el alimento para que funcione esa reacción. En consecuencia, tanto las distribuidoras como los establecimientos que trabajan con productos frescos envasados o vendidos al peso, «pueden ofrecer al consumidor una aval de seguridad alimentaria que complementa las fechas de consumo preferente, contribuyendo, adicionalmente, a disminuir el desperdicio nutritivo», han resaltado desde la Universidad de Alicante.

Con naranja sanguina y remolacha

Los investigadores de la UA han seleccionado para este sistema la naranja sanguina -caracterizada por un color rojo intenso- y la remolacha por sus potenciales características químicas. En concreto, han obtenido extractos activos ricos en polifenoles, antocianinas o betalaínas, utilizando técnicas de ascendencia rápidas, sostenibles y eficientes basadas en microondas a partir de la cáscara y la pulpa de la naranja, y del tallo y la piel de la remolacha.

En el caso de las naranjas sanguinas, son ricas en antocianinas, sustancias antioxidantessensibles a los cambios de pH que «permiten monitorizar la degradación de los alimentos ricos en proteínas tales como el pollo, el pescado o el marisco». Asimismo, incluso se han utilizado betalaínas, presentes en la remolacha, unas sustancias que incluso poseen un gran poder antioxidante y que responden tanto a los cambios de pH como a los cambios de la temperatura. «En este posterior caso, si se rompe la sujeción de frío durante el transporte de un alimento, el sensor detectaría si se ha producido un cambio de temperatura súbito que pueda alterar la calidad y seguridad del producto fresco», describen los investigadores de la UA.

El hallazgo de este sensor inteligente se enmarca en el tesina ‘Nuevos materiales multicapa para sistemas de envasado inteligente de alimentos con biosensores sensibles a pH (Multisens)’, coordinado por las universidades de Alicante y la Politècnica de València, y financiado en la convocatoria 2020 de ‘Proyectos de I+D+i’ de la Agencia Estatal de Investigación y el Ocupación de Ciencia e Innovación.

El rama de investigación de Observación de Polímeros y Nanomateriales de la UA se dedica al estudio de nuevos biomateriales procedentes de fuentes naturales y con características biodegradables. Desde su creación, el equipo de trabajo ha centrado sus esfuerzos en el progreso de nuevas formulaciones de sistemas activos para el envasado de alimentos, y ha ido articulando un ámbito de biopolímeros para contribuir a la reducción de diferentes tipos de residuos generados, contribuyendo a la posesiones circular.

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