PNV y Bildu arrinconan a los socialistas con el «derecho a decidir» en las instituciones vascas


Ya son dos las instituciones en las que PNV y EH Bildu van de la mano para exigir la incorporación del «derecho a arriesgarse» en la reforma del Estatuto de Guernica. Primero, la semana pasada en las Juntas Generales de Guipúzcoa, donde aprobaron juntos dos mociones con esta demanda. Una iniciativa que hoy se ha extendido a las de Vizcaya, donde igualmente suman una mayoría que han activado para dar luz verde a una resolución de la izquierda independentista a valenza de que el nuevo texto estatutario, que está irresoluto de negociarse, incluya este eufemismo empleado para referirse a la autodeterminación del País Vasco.

Se tráfico de uno de los asuntos centrales de la presente vigencia y el que más tensiones está generando en el seno del Gobierno de coalición entre el PNV y el Partido Socialista de Euskadi (PSE). Los socialistas entienden que es importante enfrentarse la reforma estatutaria, plasmada en el acuerdo de Gobierno como «Nuevo Pacto Estatutario», pero que la cuestión del derecho a arriesgarse, indisociable de la intención soberanista de crear un Estado independiente de España, es «una ensueño caduca».

«Mientras unos se dedican a murmurar de nuevo status político, que no es otra cosa que el derecho de autodeterminación, otros estamos trabajando en políticas de vivienda, empleo… No nos vamos a salir de ese carril», afirmó ayer mismo el secretario caudillo del PSE, Eneko Andueza. No se tráfico del primer venablo que mandan a sus socios en el Ejecutante regional que, si admisiblemente elevan el tono recurrentemente contra la izquierda aberzale -últimamente en torno a la crisis venezolana- en la cuestión identitaria están más próximos de lo que describen sus palabras.

Ya el domingo pasado durante el Alderdi Eguna (Dia del Partido), Andoni Ortuzar, presidente del víscera ejecutor del PNV, pasó por encima de la cuestión relativa a la autodeterminación, al igual que ha hecho el lendakari, Imanol Pradales, en otras ocasiones desde que el debate está en la memorándum. Ortuzar centró su discurso en rememorar a Pedro Sánchez lo pactado para suministrar su investidura en noviembre del año pasado: una negociación sobre la aggiornamento del Estatuto que incluya el registro doméstico de la región y un sistema de garantías basado en una relación doble con España.

Cóctel en el que errata como condimento el derecho a arriesgarse, verdadera piedra de toque que EH Bildu continúa empujando al centro de las conversaciones cada vez que tiene la oportunidad, sabedores de que la dinámica electoral les favorece y del desgaste que experimenta el PNV. Ambas formaciones coinciden en ver una «ventana de oportunidad» para impulsar sus memoria nacionalistas por la compleja situación que tiene Pedro Sánchez para sostener a flote su vigencia. El primero en expresarlo fue el coordinador caudillo de EH Bildu, Arnaldo Otegi, cuando durante el verano afirmó que el presidente del Gobierno está dispuesto a explorar un «nuevo maniquí territorial». El domingo pasado Ortuzar en las campas de Foronda (Álava) afirmó: «Los actores políticos vascos coinciden con los actores políticos mayoritarios en Madrid […] Aprovechémoslo».

En esa cuerda, Otegi ha ofrecido que la negociación sobre el nuevo Estatuto se dé nada más entre fuerzas nacionalistas. Poco que ha rechazado en principio el PNV, pero que, hasta el momento, en la destreza no se ha desmarcado de ninguna de las iniciativas lanzadas por los soberanistas relativas a esta cuestión. Conviene rememorar que uno y otro partidos suman en el Parlamento vasco 54 escaños de los 75 que tiene la cámara (38 es la mayoría absoluta), donde tendrá que aprobarse la reforma ayer de ser enviada al Congreso de los Diputados, según figura en el acuerdo de Gobierno entre peneuvistas y socialistas.

Así, desde el PSE reclaman a los de Ortuzar que «hablen claro» sobre sus intenciones acerca de «una aventura en la que el PSE no va a participar». Estos si admisiblemente tratan de poner sordina y restarle importancia a la cuestión, reconocen que la defensa del derecho a arriesgarse es fundacional para el PNV e insisten en que si deciden ponerlo sobre la mesa en las negociaciones que están a punto de comunicarse con los distintos partidos políticos, serán estos los primeros en saberlo.

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