Una carrera entre coches de distintas disciplinas tenía que tener un desenlace inesperado, sobre todo si competían en las mismas condiciones. De inicio sobre asfalto y en estría recta un Fórmula Uno no tiene rival delante un coche de rallies, otro de drift, de derrapes, o un todoterreno, pero ¿y si hacemos cuatro trazados diferentes?
¿Ganará el Fórmula 1?
Dicho y hecho, con un itinerario adaptado a las características de cada transporte las fuerzas se igualan y en la prueba a una envés salta la sorpresa. El más rápido es el todoterreno, segundo el F1, a pesar de su velocidad por encima de los 300 kilómetros por hora, tercero el del mundial de rallies y cuarto el drift, cuya humareda al hartar tanta rueda en los derrapajes convirtió su puesta en imagen en la más espectacular.
Solo faltaba verlos cara a cara, los cuatro a la vez, cada uno por su trazado y a ver quién era el más rápido en “igualdad de condiciones”, recalcamos esto porque el trazado estaba adaptado para que todos los coches brillaran y ‘sufrieran’ por igual. Nadie tenía todo de cara, pero siquiera en contra.
El coche de rallies se puso en cabecera con una velocidad incluso superior a la del Fórmula Uno, a partir de ahí sus caminos empiezan a divergir hasta que, un minuto y medio posteriormente, la estría de meta los vuelve a esperar, pero ya no a la par como en la salida.
A veces las apariencias engañan
Ahora hay un campeón, contra todo pronóstico, y no es el F1 que precisamente acaba zaguero superado por el coche de rallies y por el segundo, el todoterreno, el rey de la pista fue… el drift. Sí, el resultado puede sorprender a muchos pero estas cosas tiene el deporte, y más el motor, una disciplina a veces más desconocida de lo que parece: el Fórmula 1 no siempre es el coche más rápido en todos los circuitos, todo depende de las características de este. Precisamente aquí fue el coche más calmoso de los cuatro.
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