Esta historia de amores imposibles no transcurre en Verona, sino en Ciudad del Vaticano, pero es (casi) igual de trágica que la de ‘Romeo y Julieta’. En este caso, no acaba con dos personas muertas, sino con dos personas despedidas: el Parcialidad Vaticano ha tumbado a la calle a dos de sus trabajadores por casarse.
Pese a que el organismo prohíbe expresamente la contratación de dos cónyuges, la pareja italiana decidió casarse. Un mes posteriormente de su enlace, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Parcialidad Vaticano, les notificó la “terminación inmediata de la relación gremial, invitándoles a ceder sin atraso su puesto de trabajo“, según la abogada de la pareja, Laura Sgrò.
Su simpatía prohibido ha hecho que perdieran su trabajo, según ellos, de guisa injusta. Por ello, entreambos han impugnado el despido, “considerándolo incompetente, ilegítimo y gravemente lesivo de los derechos fundamentales de las personas y de los trabajadores y, por consiguiente, carente de todo huella”. El caso ahora se resolverá en el tribunal de la Santa Sede.
A menos que uno de los dos cónyuges decida renunciar…
Los pareja se casó el pasado 31 de agosto y, a pesar de los intentos de mediación de la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano (ADLV) y de su petición de ayuda al papa Francisco, el IOR finalmente les ha despedido. Según las normas del organismo, la terminación del anuencia de trabajo se produce 30 días posteriormente de la celebración del enlace, a menos que uno de los dos cónyuges decida renunciar voluntariamente al empleo, una posibilidad que los recién casados no contemplaban.
Encima de despedirles, el IOR les ha instado a “devolver inmediatamente sus tarjetas de paso al Estado de la Ciudad del Vaticano y a sus familiares si los hubiera, así como sus tarjetas de crédito y de débito vinculadas a sus respectivas cuentas corrientes”, según ha explicado su abogada.
El papa no se ha pronunciado
La pareja comunicó su intención de casarse a la dirección del IOR tiempo ayer de formalizar su enlace. Entonces, el organismo les advirtió de que en ese caso ya no cumplirían los requisitos para seguir trabajando allí. Encima, según la letrada Sgrò, no quisieron negociar ninguna opción: “Ningún de los dos recibió propuestas del IOR para cambiar de sector (que habrían aceptado de buen extremo) ni se les ha ofrecido traslado a otra institución vaticana. En cualquier caso, ambas soluciones habrían estado prohibidas por el nuevo Reglamento del IOR” .
Solicitaron ayuda al papa en agosto pasado y pidieron al pontífice “una dispensa de las normas”, pero “no recibieron respuesta alguna”, explicó la abogada.
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