Algo más que una vuelta al mundo en moto


Mucha gentío lo piensa, pero muy poquitos se deciden. Vanessa y Juan Miguel, Koke para los amigos, sí dieron el paso hace merienda meses: recorrer el planeta en moto, en una BMW F800GS Maniquí del 2011,… y poco más. «Viajábamos proporcionado, pero llegó un momento en el que necesitábamos sentirnos más libres. Me ató la enfermedad de mi padre y, cuando todo acabó, decidí hacer poco que a él todavía le gustaba y apoyaba: dar esta dorso al mundo».

Koke lo cuenta a torrevieja news today desde Argentina. De corazón colchonero, el apodo de este madrileño enraizado en Toledo desde criatura no se debe al medio del Atleti, sino al futbolista Koke Contreras, que jugó en los abriles 80 en Las Palmas, escalera de Cristóbal Colón en sus expediciones al Nuevo Mundo.

Antiguamente de embarcarse en delirio de su vida con el mismo espíritu osado del navegante, Vanessa y Koke vivieron entre la ciudad de Toledo, en el morería del Polígono, y el pueblo oriundo de Vanessa, Recas, donde residían y trabajaban.

Koke, que cumplió 49 abriles el 2 de octubre, daba clases y formaba profesores de toda España en yoga, chi kung, taichí, filosofía y meditación, encima de ser escritor y terapeuta. Ella, de 44, se ganaba el salario como administrativa y lo dejó para formarse en terapia Gestalt, yoga y biodanza. «Todo este conocimiento hemos tratado de divulgarlo por todo el mundo». Y en ello están.

Un brinco al malogrado

Su aventura comenzó en la plaza del Cabildo de Toledo el 16 de noviembre. A posteriori de trabajar duro los últimos abriles, decidieron dejarlo todo y traicionar todas sus pertenencias para hacer sinceridad uno de sus sueños: dar la dorso al mundo sin prisas.

Este brinco al malogrado, como lo llaman, no tiene época de regreso. «Al principio, pensábamos en dos abriles, pero a día de hoy preferimos ir disfrutando del momento y dejando que la vida nos vaya guiando. Sin plan».

En Marruecos se quedaron tirados en fracción de una montaña, sin cobertura y sin poder contactar con nadie. En tres horas pasaron dos coches, pero no pudieron ayudarlos. El conductor de un tercer transporte gestionó con un amigo que enviaran una puntal desde 60 kilómetros y tuvieron que esperarla dos horas. Ya remolcados en el pueblo más cercano, y mientras les arreglaban una rueda dañada, la casualidad quiso que su huésped fuera una persona que reside entre Marruecos y Toledo. Les facilitó enormemente todo y «al día ulterior pudimos continuar nuestro camino».

Imagen principal - Delante del ayuntamiento de Toledo, el día de la partida. Fotografiados en el Sáhara y en Namibia con una jirafa
Imagen secundaria 1 - Delante del ayuntamiento de Toledo, el día de la partida. Fotografiados en el Sáhara y en Namibia con una jirafa
Imagen secundaria 2 - Delante del ayuntamiento de Toledo, el día de la partida. Fotografiados en el Sáhara y en Namibia con una jirafa
Delante del junta de Toledo, el día de la partida. Fotografiados en el Sáhara y en Namibia con una jirafa

En África, cuentan, está terminantemente prohibido entrar en moto en una reserva de animales salvajes. «Pero siempre puedes encontrar algún tópico que conoce la zona y te abre puertas que normalmente no encontrarías como viajero». Y eso les sucedió en Namibia, donde conocieron a una pareja que los llevó de entrevista para poblar la experiencia de estar entre elefantes, leones y jirafas.

En su caudal, Windhoek, tuvieron un pequeño choque con un taxista. Su coche no sufrió casi ningún desperfecto mientras que Vanessa y Koke cayeron al suelo. Su moto comenzó a perder líquidos y trataron de levantarla, pero se encontraron con poco inesperado: el taxista y gentío que los rodeaba tiraban la moto al suelo cada vez que pretendían ponerla en pie.

Tras varios intentos, lograron levantarla con mucho esfuerzo. Pero al montarse Koke, lo tiraron al suelo y lo golpearon. «Suerte que llevaba el caso puesto». Se levantó y peleó con el taxista, quien robó la interruptor de la moto que estaba puesta. Cuando Vanessa fue a quitársela, recibió un puñetazo en una sien que le inflamó la cara y acabaron en el hospital. Desde la Embajada de España les recomendaron que presentaran una denuncia y así se logró encontrar al taxista, que fue detenido y al que «dejaron en la mazmorra por una temporada».

Imagen principal - Un control policial en Nigeria; con niños en Gambia y a su paso por Mauritania.
Imagen secundaria 1 - Un control policial en Nigeria; con niños en Gambia y a su paso por Mauritania.
Imagen secundaria 2 - Un control policial en Nigeria; con niños en Gambia y a su paso por Mauritania.
Un control policial en Nigeria; con niños en Gambia y a su paso por Mauritania.

En La República del Congo accedieron a una reserva de gorilas que provienen de zoológicos o que deben readaptarse a la vida en osadía. Fue una experiencia «superbonita» que contaron en sus redes sociales, pero la malaria atrapó a Koke, quien tuvo que ser hospitalizado en Angola durante seis días.

Para entrar en Guinea-Conakri, camino de Costa de Marfil, tuvieron problemas con el visado. Debieron retribuir una nueva autorización de tránsito y sólo les dieron cuatro días para cruzar todo el país, pero con una advertencia:«Si no lo hacíamos en ese tiempo, tendríamos serios problemas». Las carreteras y las estructuras en este demarcación, antiguamente conocido como Guinea Francesa, son bastantes malas y se tarda mucho en avanzar. «Por otra parte, hubo una arrebato en la principal refinería y no había gasolina en el país, por lo que se nos complicó enormemente todo».

Para «conseguir algún litro», Koke y Vannesa hicieron trasero y durmieron en gasolineras. Asimismo compraron combustible en el mercado irritado y condujeron horas y horas, «hasta la extenuación», para salir de Guinea-Conakri en el plazo impresionado de cuatro días. Lograron conservarse a la frontera con Costa de Marfil internamente del tiempo establecido, pero no reconocían la visa que les habían hecho, con lo que se complicó la salida del país cerca de tres horas.

Extorsiones y secuestros

Vanessa y Koke sabían que no se recomienda inspeccionar Nigeria, pero es necesario cruzarla para continuar por África Occidental. Y lo hicieron: «Una vez que entras desde Benín, solo hay una salida… Camerún. Y, mientras atraviesas todo el país, la perturbación y los secuestros están a la orden del día».

Los viajeros toledanos trataron de evitar el cuota de dudosos impuestos en los numerosos controles policiales y de aduanas que encontraron. «Siempre se enfadaban con nosotros porque nos negábamos a retribuir, por lo que teníamos que ‘amenazarlos’ con que íbamos a filmarlo y que sus superiores lo verían».

Fue «proporcionado tenso todo», incluso internamente de una barcaza que iba cargada hasta los topes desde Orion, en Nigeria, hasta Limbe, en Camerún. Pero en el puerto camerunés de Idenao quisieron cobrarles mucho más hacienda si querían desmontar la moto, con lo que tuvieron que negociar más de dos horas hasta que consiguieron que su transporte no se quedara en la barca.

Imagen principal - A su paso por Mauritania, en una gasolinera de Guinea-Conakri y en Costa de Marfil, en la Copa de África.
Imagen secundaria 1 - A su paso por Mauritania, en una gasolinera de Guinea-Conakri y en Costa de Marfil, en la Copa de África.
Imagen secundaria 2 - A su paso por Mauritania, en una gasolinera de Guinea-Conakri y en Costa de Marfil, en la Copa de África.
A su paso por Mauritania, en una estación de servicio de Guinea-Conakri y en Costa de Marfil, en la Copa de África.

Koke y Vanessa explican que su esquema no es exclusivamente dar la dorso al mundo. «Damos a conocer los títulos de nuestro trabajo», dicen. Por eso han legado clase en escuelas de las ONG y alojamientos. Y hasta «nos han invitado a participar próximamente en un evento de grandes viajeros en Argentina organizado por la clan Zapp, muy famosa en el mundo de los viajes, e Iati Seguros».

Desde el Cono Sur, donde ahora se encuentran, quieren recorrer en los próximos meses toda América, partiendo de Ushuaia y llegando a Alaska. Lo están contando en sus redes sociales y han creado en internet la web inlightyou.com. Por otra parte, tienen en mente escribir un volumen cuando terminen la aventura de su vida, la que no pudo realizar el padre de Koke.

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