Alberto Fernández Díaz: Somos y seremos españoles


Este domingo a las 12.00 horas está convocada en Barcelona una gran manifestación unitaria bajo el lema ‘En mi nombre ni amnistía ni autodeterminación’. Con esta cita pretendemos responder a aquellos secesionistas que dicen representar a todos los catalanes y a aquellos otros que, por incumplimiento de sus obligaciones de Estado y por irresponsabilidad, están dispuestos a todo para perpetuarse en el Gobierno de la Nación.

Lo que ocurre en Cataluña evidentemente afecta y importa al resto de España, ya que la unidad nacional es una cuestión de todos. Lo es también, en particular, de los catalanes porque la ruptura de España conlleva la fractura entre ellos. No sólo quieren separar Cataluña del resto de España, cuando forman parte de una misma realidad y sentimiento, sino que también nos imponen a los catalanes que nos sentimos españoles que somos extranjeros en nuestra propia tierra.

Hay quien cree que el independentismo está desmovilizado e incluso el sanchismo intenta hacernos ver que está siendo derrotado, pero nada más lejos de la realidad. Es cierto que, en las últimas elecciones generales, retrocedió e incluso además de la feliz desaparición de la CUP, el PP obtuvo apoyo electoral de más catalanes que ERC y Junts. Sin embargo, no nos dejemos engañar. Los secesionistas sólo estaban esperando una nueva oportunidad para reiniciar el “procés” y se moderarán mientras apoyen su hambruna secesionista. Cuando cesen tantas concesiones, acelerarán sus demandas hasta quedar completamente saciados. El separatismo ha encontrado su momento gracias a la mano que hoy les alimenta y anima, y ​​si es necesario les muerde, de un Pedro Sánchez dispuesto a renunciar a todo lo que valora para ser Presidente.

Desde el fallido intento de 2017, el movimiento secesionista no ha cesado en sus diatribas para desacreditar la fuerza del Estado cuya decidida reacción impidió el motín independentista y no ha cesado en sus ataques a las Instituciones encabezadas por la Casa Real. No podré olvidar el orgullo de Rey que sentí cuando Felipe VI nos apoyó con su discurso aquel 3 de octubre de 2017. Fue el peor momento de miedo e incertidumbre y aseguró que los catalanes que no tenían un lugar en España en sus corazones no podían sentirse huérfanos del Estado.

Paralelamente, la Justicia ha sido vilipendiada sin fin por los estelados y la extrema izquierda con la ayuda del PSOE para desprestigiarla, la Guardia Civil y la Policía Nacional están y fueron vilipendiadas de manera mezquina, mientras que los Mossos en su dirección están politizados , y Se han impulsado reformas penales para anticipar indemnizaciones por actos contrarios a la ley e indultos otorgados que garantizan la impunidad por cualquier acto contrario a la ley y a nuestra Constitución. La debilidad de las estructuras y los elementos del Estado es la fuerza de la secesión.

Por si fuera poco, la Generalitat en los últimos años ha seguido endureciendo sus arietes de agitación. Enfrente, una televisión y una radio públicas, TV3 y Cataluña Ràdio, se perpetúan en alminares de confrontación y división, una educación sectaria desde las escuelas a las universidades, la movilización de entidades afines fuertemente subvencionadas e incluso ha arraigado en la respuesta que dan en los organismos internacionales. y, en particular, los europeos y ha aprendido de la forma y el alcance de la reacción del Estado ante sus desafíos golpistas.

Ahora se propone una amnistía, una medida de gracia impropia de una democracia, sin marco legal alguno y que rompe la igualdad de todos los españoles ante la ley. Luego, de forma concatenada o al mismo tiempo, la autodeterminación, como si Cataluña fuera una colonia y España su metrópoli. La amnistía y la autodeterminación son sólo las herramientas para lograr el objetivo que persiguen: la separación. Quieren amnistía y amnesia de lo ocurrido y del enfrentamiento civil que podría haberse producido si no estuviera de por medio la firmeza del Estado. Quieren autodeterminación y determinación impune de sus actos como si ser preso avalara quebrantar la ley y amenazar la convivencia fuera su privilegio. Y, sí, los condenados e indultados, y los que no, persisten en sus desvaríos e insisten en proclamar sin vergüenza que lo volverán a hacer.

Este domingo Barcelona debe desbordarse como lo hizo el 8 de octubre de hace 6 años para los que amamos España y queremos una Cataluña en convivencia y libertad. A nuestra ciudad vendrán compatriotas con los que los catalanes compartimos sentimientos y cariño, pero es imprescindible que los catalanes nos movilicemos como nunca y seamos conscientes de que no podemos dejar la defensa de nuestra españolidad en manos de un gobierno, léase sanchista, dispuesto a traicionarnos. . Invirtiendo aquella sardana de Ángel Guimerá, el Santa Espina, reafirmemos que “somos un señor catalán” y, precisamente por eso, porque nos sentimos catalanes, somos y seremos españoles.

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