La laguna de Santaolalla de Doñana se seca por tercer año consecutivo


Nueva alerta en Doñana. Santa Olalla, la longevo lapso del espacio natural de Doñana, en Andalucía, ha cerrado el verano «en una situación crítica», prácticamente sequía y con solo una cromo superficial de humedad residual y comedón, advierte un equipo de la Periodo Biológica de Doñana (EBD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo dependiente del Tarea de Ciencia, Innovación y Universidades.

Esta lapso, la longevo de la región, se secó por completo dos abriles consecutivos, en los veranos de 2022 y 2023, poco que no se había registrado nunca desde que la EBD-CSIC comenzó a tomar datos hace 50 abriles. «Doñana está atravesando abriles muy duros. La combinación de una intensa y prolongada sequía y la sobreexplotación del acuífero están teniendo un gran sensación sobre el sistema de lagunas del espacio protegido», explica Eloy Revilla, director de la EBD-CSIC.

Lade Santa Olalla era casi la única de las más de 3.000 lagunas de Doñana que solía apoyar agua durante todo el año. La gran variedad de lagunas, tanto temporales como permanentes, permite conservar especies con ciclos de reproducción y ampliación diferentes, más cortos o más largos, lo que convierte a Doñana en un refugio incomparable para la biodiversidad acuática.

Sin retención, en el verano de 2022, Santa Olalla se secaba por completo adaptado al final del ciclo hidrológico anual, que se mide de septiembre a agosto. La situación se repitió al año sucesivo y, en la segunda semana de agosto de 2023, la lapso más alto de Doñana ya no tenía agua.

«El ciclo hidrológico que se acaba de cerrar, el de 2023-2024, comenzó por consiguiente con una Santa Olalla totalmente sequía. La situación se mantuvo durante dos meses continuados hasta que las primeras lluvias caídas a parte de octubre ayudaron a que el nivel del acuífero subiera y el agua comenzara a inundar la cubeta de la lapso. El mayor de inundación se alcanzó finalmente a finales de febrero», indica Javier Bustamante, asimismo de la EBD-CSIC.

A partir de abril, los sensores de la ICTS-Doñana detectaron una gran proliferación de algas filamentosas adecuado a una proporción elevada de nutrientes, favorecida por las altas temperaturas y la poca movilidad del agua.

Imágenes por adiátere

Las imágenes de adiátere analizadas por el equipo del Laboratorio de Sistemas e Información Geográfica y Teledetección de la EBD-CSIC confirmaron que se situaban en torno a la orilla de las lagunas.

El pico más detención se detectó a finales de junio, con más de 280.000 células de cianobacterias por mililitro. Aunque no todas son tóxicas, se consideran excesivas cifras superiores a 100.000 células/ml, ya que puede aumentar la probabilidad de toxicidad sobre otros organismos como aves o peces.

Más tarde, durante julio, adecuado al aumento de temperaturas y a la progresiva disminución de la superficie inundada, hubo una gran proliferación de fitoplancton que se extendió por toda la superficie de la lapso.

Los títulos más altos se detectaron el 31 de julio, con poco más de 140.000 células por mililitro. Se observó asimismo, como cada año, cómo los títulos de salinidad de la lapso aumentaban según avanzaba el verano por sensación de la evaporación del agua y la pérdida de superficie inundada, pasando de 6,6 gramos por litro a principios de junio a 13,6 a finales de julio.

Desde hace algunos días, el equipo de Monitorización Ambiental de la ICTS-Doñana, que se encarga del seguimiento de la biodiversidad y los procesos naturales del espacio protegido, ya no puede tomar muestras representativas de agua para analizar, ya que solo queda humedad residual y comedón. Para observar la situación de la lapso en tiempo efectivo, la ICTS-Doñana tiene instalada una cámara en la orilla de la lapso a cuyas imágenes se puede entrar de forma pública a través de esta web.

La lapso Dulce, sequía por completo

Por su parte, la lapso Dulce, situada muy próxima a Santa Olalla y considerada hasta hace algunos abriles asimismo una lapso permanente, se ha secado por completo durante la segunda semana de septiembre, poco más de un mes luego que el año pasado, cuando se secó a primeros de agosto. Por su parte, la lapso del Hondón sí ha mantenido agua a lo espléndido del verano.

La lapso de Santa Olalla, así como todas las del Parque Franquista, que se sitúan en la zona próxima a las dunas, se inundan gracias a las descargas del acuífero, por lo que sus ciclos de inundación dependen de los niveles de las aguas subterráneas. Cuando llueve, el agua se filtra en dirección a el acuífero, haciendo que su capa freática ascienda e incluso aflore al extranjero inundando las cubetas de las lagunas. Encima, Santa Olalla asimismo recibe agua procedente de las dunas.

Estudios recientes de la EBD-CSIC han constatado que un 60% de las lagunas que existían en los abriles ochenta del siglo pasado ya han desaparecido. Encima, gran parte de las que aún permanecen se inundan mucho menos y por un periodo de tiempo más corto de lo que se retraso por el clima, lo que indica que la obra humana directa está interfiriendo en su ciclo natural.

«Esto se confirmó cuando se observó que este engendro afectaba más a las lagunas más cercanas a los cultivos de regadío intensivo y a la aldea turística de Matalascañas. Encima, gran parte de las lagunas que aún existen tienen parte de su cubeta invadida por cubierta vegetal terreno, lo que indica un cambio sin retorno», señala Revilla.

«Santa Olalla ya ha perdido gran parte de su antigua extensión y desde hace unos abriles imágenes aéreas demuestran que sus orillas actuales y su isla central están siendo invadidas por tarajes y otro tipo de cubierta vegetal terreno», añade Bustamante

La ICTS-Doñana dispone de piezómetros distribuidos por todo el espacio natural con los que es posible cronometrar el nivel freático del acuífero. Concretamente, el piezómetro situado más cerca de Matalascañas, el del carril de El Corte, al punto que a unos 300 metros de la desaparecida lapso del Charco del Toro y a unos tres kilómetros de Santa Olalla, muestra un descenso muy pronunciado desde hace algunos abriles.

«Hace unos cuatro abriles, en 2020, la cúspide de la capa freática en este punto se encontraba a unos 7,5 metros. En 2024, ha descendido hasta los nueve metros de profundidad, poco que no se había conocido nunca hasta ahora», indica Revilla.

El personal verificado advierte de que esta situación se está agravando en los últimos abriles adecuado a la sequía. Doñana lleva más de diez abriles con precipitaciones por debajo de la media. Los ciclos 2021-2022 y 2022-2023 fueron catalogados como «muy secos», con precipitaciones acumuladas de tan solo 282,5 milímetros en el primer caso y 330,4 milímetros en el segundo. Este ciclo que se acaba de cerrar ha terminado con 434,4 milímetros de precipitaciones acumuladas, por lo que siquiera se ha llegado a la media, que se sitúa en torno a los 500 milímetros.

Impacto en la flora y la fauna

Estudios de la EBD-CSIC muestran que el trastorno del sistema de lagunas está teniendo un gran impacto sobre la fauna y flora de Doñana, en particular, sobre su comunidad de anfibios y reptiles acuáticos, especialmente vulnerables. En una investigación flamante, se compararon los datos actuales de 11 especies de anfibios con los recopilados hace 18 abriles.

Si aceptablemente todas las especies aún se podían encontrar en Doñana, su presencia había disminuido de forma universal. Encima, hasta hace poco, el espacio protegido mantenía buenas poblaciones de los dos galápagos autóctonos, el europeo y el leproso, pero estas están ahora a punto de desaparecer.

La trabajo de monitorización que realiza la ICTS-Doñana genera información determinante para realizar medidas de gobierno y conservación de una de las más importantes reservas de la biodiversidad de Europa.

Encima, Doñana es un excelente laboratorio vivo para investigar en ecología, progreso y conservación de la diferencia biológica y el impacto del cambio universal.

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