Tengo mucho miedo, por favor, ven


Se cumple un año desde que se inició la querella en Oriente Medio. Desde entonces, miles de personas han perdido la vida y muchas fueron enterradas bajo los escombros. Vidas que fueron arrebatadas y que sus historias salen ahora a la luz.

Hind Rajab, asesinada con 5 primaveras

Hind Rajab tan solo tenía 5 primaveras cuando murió. Contiguo a ella todavía perdieron la vida seis miembros de su tribu. Todos se encontraban en un coche intentando escapar de los combates en Lazada. Sin incautación, lo que parecía darles la autodeterminación, se les acabó quitando. Rajab murió al intentar rescatarla, según las investigaciones llevadas a angla por el medio ‘Sky news’.

Los servicios de emergencias fueron testigos de sus desgarradores gritos de socorro. Estos fueron grabados cuando se realizaron las llamadas telefónicas para solicitar su donación. La raíz de la pequeña Hind, Wissam Hamada, en búsqueda de honestidad por la homicidio de su hija, hace “un citación a todo el mundo para que nos apoye, para que quienes cometieron este crimen colosal rindan cuentas por sus actos”, dice al medio. “Necesito honestidad para mi hija”, añade.

Huían desesperados de los combates

El pasado 29 de enero, la tribu de Hind decidió huir de Tel al Hawa (Lazada) desesperada por los combates que continuamente sufría la ciudad. “Mi tío decidió poner a todos los niños en el coche con él y su esposa, y que nosotros, los adultos, camináramos por otro camino”, cuenta Wissam.

A tan solo 350 metros de su punto de partida, el coche fue atacado. La raíz de la pequeña afirma ser testimonio de lo ocurrido, vio como el coche en el que iba su hija fue atacado. “Los vimos cuando dispararon al coche pero no creímos que les apuntaran a ellos, o al menos no quisimos creerlo”, continúa explicando.

Wissam trataba de obtener información, pero sus intentos eran en vano. Horas más tarde recibía noticiario. Su sobrina Layan, de 15 primaveras, le contaba que todos estaban “durmiendo” y que tanto ella como la pequeña Hind estaban heridas. “Le dijimos que se quitara la pasamontañas, la atara a la herida y detuviera la hemorragia”, dice la raíz, pero Layan no podía moverse.

En la conversación que mantuvieron raíz e hija, Wissam le preguntó si podía salir del coche, pero ella contestó: “Ojalá, mamá, ojalá. Están todos a mi rodeando, mamá”. A estas palabras le siguieron los gritos desesperados de Hind: “Se están acercando, mucho más cerca”. Fue de las pocas veces que pudo departir con su pequeña.

Hind fue la única en sobrevivir a los ataques

“Nos están disparando. Los tanques están a nuestro flanco”, dijo Layan. Estas fueron las últimas palabras de la pequeño que Omar, uno de los operadores que atendió la citación de auxilio, escuchó. Con la andana telefónica cortada, los servicios continuos de rehabilitación física (PRCS, por sus siglas en inglés) volvió a gritar y Hind respondió. Era la única que había sobrevivido al ataque.

Durante más de tres horas, Hind recibió varias llamadas de operadores, una de ellas la de Rana Faqhi, que intentaba mantenerse en contacto con la pequeña pidiéndole que no colgase: “Por protección, quédate conmigo hasta que venga algún, por protección no cuelgues”. “Me quedaré contigo. No voy a colgar. Me quedaré contigo”, le decía Faqhi.

Una ambulancia pudo acercarse hasta el transporte

La Media Vidriera Roja realizó una citación grupal para mantenerse en contacto con la pequeña y todavía pudiese departir ella con su raíz. Hind no dejaba de pedir que algún la rescatase: “¿Vendrás a llevarme? Tengo mucho miedo, por protección, ven”, suplicaba la pequeño a su raíz.

Mientras tanto, los compañeros de Faqhi trataban de coordinar un rescate, incluso tuvieron que pedir permiso a las autoridades israelíes para poder remitir una ambulancia hasta el sitio. Una petición que fue concedida.

Sobre las 18:00 horas de la tarde, la ambulancia se encontraba cerca del transporte. “Ahí está”, dijo un paramédico. Pero al instante la comunicación se interrumpió con el sonido de un intenso tiroteo que terminó con la vida de los dos paramédicos que acudieron hasta el sitio.

“Todos estaban martirizados descompuestos”

No fue hasta el 10 de febrero cuando se pudo lograr a la zona de guisa segura. En ella continuaban la ambulancia y el coche. “Encontré su coche. Encontré a mi hermano Bashar. Su esposa estaba unido a él y encontramos a Layan, Raghad, Sarah, Mohammad y Hind en la parte de detrás. Todos estaban martirizados. (Sus cuerpos se habían) descompuesto oportuno al tiempo transcurrido”, cuenta uno de los tíos de la pequeña Hind. Los cuerpos fueron enterrados en un cementerio cerca de la casa descendiente.

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