Felipe González, presidente del primer Gobierno socialista de la historia de la democracia de España y el que fuera vicepresidente, Alfonso Guerra, respondían a todas las preguntas de la periodista y presentadora del software, Susanna Griso.
Entreambos políticos formaron parte de la cúpula del Partido Socialista ayer, durante y a posteriori de la transición a la democracia. Precisamente esta semana se celebra el 50º aniversario del Congreso de Suresnes, última asamblea del PSOE que se celebró en el expulsión.
González y Pelea trataban con Susanna los asuntos que marcan la política franquista en el presente.
Las cesiones de Sánchez al independentismo
Alfonso Pelea respondía sin paños calientes delante las concesiones del coetáneo Gobierno, encabezado por el Partido Socialista de Pedro Sánchez a los distintos partidos separatistas catalanes, así como los últimos realizados a los abertzales de Bildu.
El que fuera vicepresidente entre 1982 y 1991 lanzaba una pregunta que él mismo respondía para dejar clara su postura: “¿Se puede pactar por todo, hay que ceder en todo con tal de tener la mayoría? No“.
Alfonso Pelea continuaba su exposición y no considera puntual suprimir la emancipación del Código Penal, a cambio de un acuerdo para alcanzar la mayoría: “Es natural pactar con otro para conseguir la, mayoría, sí. […] A cambio de una Remisión, que no es constitucional, no me parece puntual“.
Sobre una hipotética derrota en las urnas que hiciera ocurrir al PSOE a la competición, Pelea afirmaba que las renovaciones son “siempre buenas“, y por otra parte expresaba lo futuro: “Ojalá tuvieran mayoría absoluta y no dependieran de delincuentes fugados que redactan la propia condonación”.
De buenos y malos socialistas
Tanto Pelea como González discrepan del parada precio que han tenido que sufragar los más críticos con la coetáneo hoja de ruta del Partido Socialista que lidera Pedro Sánchez. En opinión de Pelea, el PSOE no tendría la potestad de otorgar el status de ‘buen o mal socialista’: “Nicolás Rotundo no tendrá carnet del partido, pero es un gran socialista“.
Felipe González por su parte, para señalar la importancia que se otorgaba a los congresos del partido, subrayaba la duración de los mismos: “Nunca hacíamos un congreso que durara menos de un día y medio, ahora no duran más de una hora y media”.
Para Felipe, actualmente no se daría suficiente voz ni crédito a aquellos que discrepan internamente en el PSOE.
