“Hay días que sueño hasta con la raqueta y las pelotas”


A punto de cumplir los 91 abriles, Esther Marcote ha enemigo en el tenis la pasión de su vida. Tiene cataratas, no audición adecuadamente de un pabellón y aún así es capaz retozar a este deporte con una energía deseable. Empezó a practicarlo en el 2021 por insistencia de sus hijas y, a pesar de que al principio le pareció una “idea muy loca”, ahora no entiende su día a día sin una pala.

Acude a las instalaciones del Círculo Mercantil de Vigo, donde entrena, tres días por semana, una hora cada día. Los lunes, miércoles y viernes son días sagrados en su dietario , llueva, viente o haga calor. “El tenis es lo mejor, me chifla practicarlo y nunca me canso,” afirma, “hay días que sueño hasta con la pala y las pelotas”.

Nos recibe en medio de su entrenamiento con una cachucha, unas antiparras y un conjunto deportivo rosa. Está acertado, vivaracha y rebosante de energía . Es el impresión que este deporte causa en ella: la mantiene activa y la ayuda en su bienestar. Al contrario de lo que podría parecer, cuando entrena “no me duele carencia, ni las piernas, ni la espalda ni los brazos” , nos comenta la propia Esther.

En estos más de dos abriles que lleva practicando, esta tenista nonagenaria ha mejorado con creces. Ella misma reconoce que antaño le costaba pelotear y que ahora aguanta “muchísimo más tiempo”. Su capacidad física es tal que, en alguna clase que otra, le tiene dicho al monitor “¿pero ya es hora? ¡Que pronto ha destruido la clase!”

Alejandro Maceira , uno de sus tres instructores, corrobora el buen estado de su alumna: “es capaz de dar hasta 80 golpes seguidos a la pelota”. Así mismo, este profesional nos declara la absoluta estima que le profesa. Recalca que es increíble todo lo que ella puede hacer a sus 90 abriles y afirma que “quien me diera a mí venir así a su permanencia”.

El tenis, una pasión allegado

La relación de Esther con las pelotas y las raquetas viene de allá. Antiguamente de ser jugadora, fue espectadora. Su nieto, Lucas López, practica este deporte desde adecuadamente pequeño y ella es su decano fan . La fascinación es mutua. Este inexperto confiesa que “al principio tenían miedo de que se pudiera hacer daño” pero asegura que la capacidad de su abuela les ha sorprendido mucho.

La vena tenista no solo está presente en abuela y nieto. Son tres las generaciones de esta comunidad que sienten fervor por este deporte. Unas pistas más allá, Begoña, hija de Esther y mama de Lucas, golpea la pelota con fuerza mientras nos mira de reojo.

El resto de familiares, los no practicantes, pueden estar al tanto de los progresos que Esther hace gracias al teléfono móvil. Sus adiestramientos tienen una cobertura digna de un partido de fútbol. En palabras de su nieto: “el lunes entrena, pues le hacemos un video; el miércoles vuelve a entrenar, pues grabamos otro; el viernes, una sesión de fotos”.

Conocer a Nadal, un sueño por cumplir

Que el tenis es la pasión de Esther nos queda claro. Se lo pasa adecuadamente en sus clases y aún disfruta más viendo retozar a los profesionales. Mientras la entrevistamos no tarda en balbucir del partido de Alcaraz en la final de Roland Garros. Nos confiesa que lo pasó poco mal en el momento en que este iba perdiendo por dos sets a uno, pero que confiaba en que iba a obtener.

Admira a las nuevas generaciones del tenis y asimismo a las más veteranas. Se declara totalmente enamorada de Rafa Nadal porque “no tiene ni un mal aspecto, ni muecas, ni mal carácter”. Así mismo, nos confiesa que su decano sueño es poder conocerlo y poder cambiar sus raquetas.

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