Nadie podrá evitar el ‘olor a viejo’ que comienza a desarrollarse en nuestro cuerpo al cumplir los 30 años


“El perfume vive en el tiempo; tiene su pubescencia, su punto y su vejez”, escribió Patrick Süskind en su obra maestra, y cuánta razón tenía. Cada persona tiene su propio olor, cero tiene que ver ni la colonia ni la higiene, cada uno tiene su firma química en lo que a aromas nos referimos. ¿Quién no ha arduo a un bebé y se ha recreado en ese olor dulzón tan característico? Cierto es que no dura mucho, solo esos primeros meses en los que el recién nacido usa su sagacidad para indagar a su hermana y ayuda a crear un vínculo entre padres y recién nacido. Pero, si esta fragancia desaparece, otras nuevas pasan a acompañarnos en las diferentes etapas de la vida hasta entrar al llamado ‘olor a añejo’.

¿’Olor a añejo’? ¿Eso existe? Estas son las dos preguntas más frecuentes cuando planteamos el tema y la respuesta es sí a ambas. Pero vamos a contextualizar estos hedores. Si hablamos del olor a bebé, la explicación científica la dieron un agrupación de investigadores japoneses que hace abriles llevaron a lugar una cata olfativa para ver si efectivamente todo el mundo olía lo mismo. Los adjetivos “dulce”, “relajante” y “tranquilizador” sonaron varias veces en las conclusiones, pero adicionalmente una de las pruebas desveló el porqué de este efluvio. “Hasta la primera semana posterior al origen, las glándulas sebáceasde la piel de los recién nacidos son casi tan activas como las de los adultos. En el momento del parto, ciertas sustancias del organismo de la hermana se transmiten al bebé a través de la placenta y, durante un tiempo, estimulan la producción de secreciones cutáneas”. Con la años, estas secreciones se dan con menos frecuencia.

El olor a chaval pasa más desapercibido, pero nadie duda que en la adolescencia las esencias de cada uno vuelven a acentuarse, “cualquier cambio hormonal significativo va a producir cambios en el olor corporal”. En el caso de los adolescentes, los cambios suelen tener que ver con cambios en el olor del sudor. Desde la Newsletter de torrevieja news today Noticiero hemos hablado con la doctora Consuelo Borrás, catedrática en la Universidad de Valencia, para entender qué ocurre en nuestro cuerpo para entrar a ese ‘olor a anciano’. Todavía los japoneses fueron los primeros en documentar lo que ellos llamaron ‘kareishu’.

La doctora Borrás nos explica que con este término se hace narración a “un olor característico en las personas mayores, que se producen por cambios con la años a nivel de las glándulas sudoríparas, las glándulas sebáceas, la actividad de alteraciones en la microbiota de la piel, cambios en los lípidos, fluctuaciones hormonales, incluso cambios que pueden tener que ver con el estilo de vida”. El responsable de este efluvio es la molécula 2-noneal, “que es la oxidación de ácidos grasos insaturados que se van acumulando en la piel”. Como con la años vamos perdiendo capacidad para protegernos de esta oxidación, los niveles de esta molécula aumentan.

Y ¿a qué huelen entonces las personas mayores? Lo cierto es que no hay una unanimidad para objetar a esta pregunta. “Suelen describirlo como graso, herbáceo…” La sorpresa llega cuando sabemos que este olor puede abrir a desarrollarse a partir de los 30 abriles y es que aclara Borrás, “hay un mito sobre el envejecimiento porque todos pensamos que empezamos a envejecer cuando notamos los síntomas, cuando ya somos más mayores, pero la ingenuidad es que empezamos a envejecer desde el momento en el que acabamos de desarrollarnos”. Añade la doctora que “posteriormente de la pubertad empezamos a envejecer y, por consiguiente, empezamos a tener cambios”.

Con la arribada de la menopausia podrían darse nuevos cambios por la variación de la población de bacterias de la microbiota. En esta etapa de la vida, a diferencia de lo que ocurre durante la adolescencia, “no es tanto por el sudor en sí, sino por los cambios de la microbiota y del PH de la piel, de la oxidación, de los lípidos, es un poco diferente aunque en los dos casos se debe a los cambios hormonales”.

Si los 30 son la tendencia de salida, esta fragancia que es forzoso desarrollar nos acompañará el resto de nuestra vida. Por si cierto lo está pensando, aclaramos que no, no se irá con una ducha, pero sí podremos neutralizarlo con ciertos hábitos. “No podemos evitarlo porque los cambios que se deben a la años, pues es muy difícil evitarlos como tal, pero sí que podemos combatirlo. Con una buena higiene, utilizando aromas que sean capaces de combatir mejor esos olores que otros, intentando tener una víveres equilibrada, no tomar demasiados ácidos grasos insaturados compuestos con azufre que suelen ser los que más olor corporal pueden provocar en la transpiración, utilizar ropa que transpire aceptablemente para no acumular sudor etc. Sí, algunas cosas se pueden hacer, pero no frenar ese proceso porque no podemos frenarlo”.

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