Las reseñas las carga el diablo. La moda de puntuar los bares y restaurantes ha legado paso a casos en el que son los clientes quienes salen escaldados. Jesús Soriano, el influencer valenciano erigido en defensor de los profesionales del sector a través de sus cuentas de Soy Camarero en las redes sociales, ha puesto la lupa en una reseña crítica y en la respuesta del propietario del recinto: «Me parece perfecta».
El caso es del de un cliente que califica de «atraco» que la cuenta de su desayuno, compuesto de un café (1,8 euros) y tres churros (2,75 euros). En total, 4,55 euros. El comensal denuncia que ha sufrido una «estafa» ya que, a su razón, resulta caro «una poca de harina con agua», por lo que anuncia que «no volveré más».
La réplica del dueño de la cafetería le toma la palabra: «Gracias por aseverar que ya no va a venir más». Antaño, pregunta al cliente si es que «no se usa óleo para freír los churros ni churrero para hacerlos».
El hostelero recuerda otros conceptos necesarios para sobrellevar a agarradera la comanda de 4,55 euros como la electricidad para la luz del recinto o el lavavajillas, el gas o el «vaso de agua que paga la empresa» para concluir que el cliente «no tiene ni idea de lo que es un negocio».
Como resulta habitual en los casos en los que Soy Camarero abre el debate, en los comentarios sobre la reseña y la réplica proliferan los defensores y los detractores del dueño del bar. Si el café con tres churros por 4,55 euros es caro o se ajusta al precio de mercado no alcanzar poner de acuerdo a los internautas.