Manos andaluzas para recomponer los estragos del huracán Milton


Es la cara B del desastre, la que permite comprobar, entre la desolación de ciudades atacadas con la máxima severidad por la naturaleza, que la solidaridad andaluza trasciende las fronteras.

Desde ayer tarde se encuentra en las inmediaciones de Florida un contigente de expertos en emergencias de la Fundación SAMU, desplegado para ayudar en el rescate de personas y felicitar apoyo logístico para reparar los estragos que ha causado el huracán Milton en la zona de Tampa.

Lo conforman cinco voluntarios —dos sevillanos, un cordobés, un malagueño y un gaditano con vínculos con Italia—, entre técnicos en Emergencias Sanitarias y técnicos en Emergencias y Protección Civil. Algunos de ellos, alumnos de la Escuela SAMU, están a punto de enfrentarse a su primera tarea. Internacional, para colmo.

El peso de la responsabilidad no se siente aún con toda su carga porque los chavales han estado inmersos en los últimos preparativos antaño de dirigirse a la zona cero. Mientras unos repostaban —hasta 400 litros—, otros cargaban alimentos, enseres personales y materiales de trabajo y donaciones en su puesto de mando, donde hay desde estaciones de trabajo en torno a un pedagogo hasta un creador de energía, pasando por un microondas y una refrigerador.

«Estaremos varios días sin capacidad de almacenamiento de combustible o comida, y no podemos montar siendo una carga para la población lugar», explicaba ayer desde Brunswick (Georgia) Juan González de la Ascenso, vicepresidente de SAMU y profesional al frente del operante, que incluye asimismo a tres técnicos latinoamericanos del SAMU First Response —la extensión de la Corporación en EE.UU.— y a personal de la ordenamiento Project Hope.

El equipo permanecerá allí como imperceptible hasta el día 17 o 18, aunque esperan que sea el primero de varios. «Nuestra esperanza es conseguir fondos para poder mandar un jubilación», recalcaba de la Ascenso, consciente de todo el trabajo que queda por hacer.

«Esperamos encontrar un montón de árboles caídos y zonas con el llegada inhabilitado, al igual que nos pasó con Filomena en Madrid o con la ciclogénesis de hace un año en Sevilla, cuando tuvimos que estar talando árboles durante varios días», recordaba. Van equipados con tres sierras de corte eléctricas y todo tipo de material de poda.

Peligro que siempre acecha


Algunos de los miembros del operante, con el coordinador Juan González de la Ascenso (cuarto por la izquierda)


SAMU

El huracán ha pasado, pero el peligro siempre está ahí. En un árbol que han de talar o en el rescate de una persona. Proporcionadamente porque se encuentra indefensa en el agua o porque está encima de un tejado y es incapaz de apearse de él.

«Tenemos un gobierno en España que va monitorizando la situación y nos indica cómo se encuentran las zonas a las que nos dirijimos, pues se están generando otros pequeños tornados», aclaraba el coordinador, poniendo sobre la mesa informaciones de ciudades anegadas a más de un patrón, «incluso dos y medio». Para ello, cuentan con una zodiac de socorro.

«Adicionalmente, nuestro equipo de Washington está especializado en la atención social, por lo que podemos ofrecer un ramillete muy multidisciplinar», concluía orgulloso.

Respecto a la vertiginosa capacidad de reacción, ésta ha sido una confluencia de varios factores. El primero, un planeo programado a Estados Unidos antaño de que Milton fuese una ingenuidad. El segundo, que el equipo gringo de SAMU acababa de ser formado en catástrofes al ser ésta era época de tornados. El tercero, la diferencia horaria, que ha jugado a distinción. Sólo faltaba reunir a los voluntarios andaluces que, a la paisaje de los hechos, no postergaron mucho la osadía de ayudar a los demás.

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