Ha sido un éxodo masivo, uno de los mayores y más rápidos que se han producido en Europa. 100.000 personas, con vehículos cargados hasta los topes con sus pertenencias, recuerdos de una vida que han dejado atrás. “Un niño nos contó que su padre le regaló una mochila pequeña y le dijo que metiera en ella todo lo que quisiera llevar”, nos cuenta. Christine Weigandrepresentativo de Unicef en Armenia.
Y hacia ese país, Armenia, se han dirigido todos. Aquí tienen familiares, amigos, que los acogen en sus casas. Otros han encontrado alojamiento en campos de acogida. “Lo importante ahora es intentar darles lo imprescindible para que estas familias puedan empezar una nueva vida. Ofrecer a los padres un trabajo y enviar a sus hijos a la escuela. De hecho, 2.000 niños ya van a la escuela”, nos cuenta Weigand.
El reto ahora… la llegada del invierno
“Es todo un desafío logístico porque rara vez se ha producido un éxodo tan grande en tan poco tiempo. Ahora el principal riesgo es la llegada de invierno. Tenemos que hacer todo lo posible para que estas familias sean reubicadas lo antes posible para evitar los efectos de las bajas temperaturas”, nos dice el representante de UNICEF en Armenia.
Un drama difícil de superar
Llegan con el dolor tremendo del drama que acaban de vivir. Así encontraron a los niños a su llegada a Armenia. “Todavía les resulta difícil hablar de lo que han pasado. Porque han sido experiencias muy traumáticas muchas veces. Han vivido enfrentamientos militares, han abandonado sus casas, sus hogares… También les estamos brindando Apoyo psicologico para que puedan superar este difícil episodio”, nos dice Weigand.
Mientras tanto, las fuerzas azerbaiyanas refuerzan su control sobre la región. El Naciones Unidas envió una misión para visitar el territorio de Nagorno Karabaj y evaluar el estado de esa zona.