“El vuelo duró 35 segundos, la velocidad que alcancé fue de 200 kilómetros por hora y crucé el arco”, explica Centeno, quien añade que para ello hay que estar tranquilo, con la mente fría. “Hay que intentarlo, no tienes tiempo para pensar en nada”.
Cruzar el arco de Piedrafita a 200 km/h
Javier afirma que vio muchas veces el vídeo que había grabado su amigo Álex Villar cuando se cruzó con él hace cuatro años. Eso le ha ayudado a estudiar y diseñar su salto.
Alex Villar falleció hace poco más de un año sobre una roca de Punta Calva, en el Valle de Chistau, que se encuentra en el municipio de Plan (Huesca). Javier quiso dedicar el vuelo a su amigo. “Álex es quien tiene todo el mérito, lo hizo él primero”, recuerda Javier Centeno.
Para Centeno ha sido muy emocionante, algo grande y muy importante. Este arriesgado salto está al alcance de muy pocos: “Mis padres se curan del miedo”. Sólo aquellos que encuentran la felicidad en el riesgo extremo se atreven a dar el paso.