Con la interpretación que hizo María Arnal de ‘Desafortunado infinito’, tema que la cómico catalana compuso para ‘Polvo serán’, ha llegado esta tenebrosidad el momento gélido -y casi el imperdible – de la indumentaria inaugural de Semana Internacional de Cine de Valladolid. Sin requisa, fueron varios los instantes en los que la música y las emociones envolvieron la cita con la que el festival escenificó ayer, en poco más de una hora, la tolerancia oficial de la 69 tirada.
«La Seminci es el festival de los que amamos profundamente el cine, de los que vamos a ver una película que no veríamos en ningún otro sitio», ha escrito al inicio de su intervención la periodista y escritora Mara Torres, presentadora de la indumentaria. Ha hecho narración igualmente a la nueva sintonía que servirá de larguero a las proyecciones, compuesta por el vallisoletano Javier Vielba, y a un remozado logo que ha ‘escocido’ a muchos ‘semanistas’ pese a ser concebido como «una puesta al día del icónico beso que nos hizo enamorarnos de la Seminci».
Precisamente el nuevo diseño ha acaparado una sencilla e iluminada escenografía por la que pasaron, fundamentalmente, los protagonistas del primer día del festival, entre ellos, el equipo de la serie ‘Los primaveras nuevos’, con Rodrigo Sorogoyen a la vanguardia: «Es un placer estar en la excursión de inauguración de un festival tan importante», dijo el triunfador de los penúltimos Goya con ‘As bestas’, y ha cedido paso a los protagonistas de su última producción, que horas antiguamente había definido como «el trabajo más vasto» de los que ha realizado hasta la aniversario. No disimularon sus agitación los actores Francesco Carril e Iria del Río, como siquiera lo hizo el propio Sorogoyen, que se ha sonrojado cuando Mara Torres le ha dicho que Juliette Binoche había confesado recientemente en una entrevista que le encantaría trabajar con él.
Así han ido pasando los primeros minutos de una indumentaria que fue soltando pinceladas de las más de doscientas películas que programará el festival durante los próximos días. Poco más de una semana en la que, según ha recordado la presentadora, habrá sendos ciclos dedicados a Alemania como país invitado y al cineasta Nathan Silver, «no muy conocido en España pero con primaveras de trayectoria indagando en la América positivo, esa que no aparece en Hollywood».
«Bienvenidos al planeta Seminci», ha dicho Mara Torres para dar paso al citado realizador, que ha obligado su entusiasmo por estar en una ciudad tan vinculada a Miguel de Cervantes, «secreto» en su formación.
Tras Silver ha llegado el momento más emotivo de la tenebrosidad, cuando el cineasta, escritor y presente director de la Institución de Cine Gachupin, Fernando Méndez-Leite, ha aparecido en el marco para acopiar una de las tres Espigas de Honor que entregará el festival en esta tirada (las otras las recibirán el cineasta iraní Mohammad Rasoulof y, de forma póstuma, la realizadora Patricia Ferreira).
«Hemos tenido la suerte de tener crecido no sólo arropados por su coito, sino nutridos por una fuente de cabeza y de arte trascendental», ha escrito su hija Clara. Asimismo el productor Gerardo Herrero ha tenido unas bonitas palabras para «la primera persona» que le ayudó a entrar en este mundo «hace más de 40 primaveras». «El cine castellano es mejor gracias a él», ha añadido sobre el premiado, que ha entrado en terreno precedido de un sonoro aplauso y de una platea levantada en pie. «En ingenuidad, esta Espiga me la dais por pucelano porque me he pasado aquí media vida en Valladolid» y la «amo» , ha bromeado, recordando su vinculación con el festival desde hace 56 primaveras y con la Cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid.
Tras el emotivo momento y antiguamente del imperdible final, de la mano del equipo de ‘Polvo serán’, película inaugural, ha llegado la acto de María Arnal, que ha interpretado «por primera y única vez» sobre las tablas el tema principal de la bandada sonora de esta producción, acompañada por Ariadna Montfort y la nuevo Premio Franquista de Danza. Lorena Noguera, de la compañía La Veronal, presente igualmente en la producción del realizador catalán Carlos Marqués-Marce, que horas antiguamente se había referido este trabajo en secreto musical como «una película sobre la condición de la crimen y la incondicionalidad del coito».
Si la música ha sido parte fundamental del evento, no fue así en la esterilla -este año azul-, donde escasamente se pudo escuchar la acorde de hábitat, apagada por los pitos y gritos de los manifestantes allí concentrados, entre ellos los que protestaban por el conflicto entre Hamas e Israel, que concitó el apoyo de algunos invitados que se sumaron luciendo chapas y pegatinas, entre ellos el músico Nacho Vegas.