En 2019 Luciano D’Adamo sufrió un sofisticado montaña de tráfico. El pipiolo volvía a casa del trabajo cuando fue atropellado por un coche en Monte Mario, Italia. Tiene 24 abriles y acaba de despertar del coma. O eso es lo que él cree.
Luego de suceder 5 abriles en coma, D’Adamo ha despertado, pero piensa que está en 1980 y que su etapa no es la de 68, sino la de un pipiolo de 24 abriles. Encima, siquiera reconoce a su mujer e hijos. “Una extraña entró en la habitación”, cuenta el hombre al diario ‘Il Messaggero’ cuando vi entrar a su mujer. “Me llamaba Luciano y yo me preguntaba cómo sabía mi nombre”, añade.
Minutos más tarde, su hijo, de 35 abriles, igualmente entró a la habitación del hospital. Una encuentro que dejó al paciente en shock. D’Adamo no entendía que una persona, que había nacido mucho antiguamente que él, podría ser su hijo, ya que, según el hombre, piensa que vuelve a ser un veinteañero.
“¿Pero cómo un hombre nacido mucho antiguamente que yo podría ser mi hijo? ¿Y luego, qué esposa? No estaba casado, sino comprometido con una chica de 19 abriles, es más, la boda ya estaba organizada, nos hubiésemos casado cuatro meses a posteriori”, narraba impresionado con lo que estaba viviendo tras despertar.
La sinceridad de los hechos
Sin secuestro, el impacto fue anciano cuando al mirarse al espejo se dio cuenta de la sinceridad. D’Adamo no tenía 24 abriles, sino 63. Desde ‘Il Messaggero’ explican que “el montaña no había ocurrido en Monte Mario, sino en Via delle Fornaci”. Siquiera se produjo en 1980, sino en 2019.
En el montaña que D’Adamo sufrió, se dio un desdicha en la persona, lo que le hizo perder la memoria de los últimos 39 abriles de su vida. Un parón en el tiempo que hizo que no supiese “qué eran los teléfonos móviles, no sabía que la Roma, su equipo, había hato dos campeonatos”. Siquiera sabía de Totti y Berlusconi ni de Mani Pulite ni del 11 de septiembre. “De repente se encontró en un universo de ciencia ficción”, añade el medio de comunicación.
Una vida adulta que nunca recuperará
‘Il Messaggero’ añade que D’Adamo “ha comprendido ahora que casi toda su vida de hombre adulto está perdida y que nunca la recuperará”. Pero a pesar de ello, no se rindió y aprendió a proceder, poco a poco, en un mundo totalmente nuevo. Ahora, con la ayuda de psicólogos, tanto él como su mujer, reconstruyen su relación de abriles volviendo a despuntar.
Por otro costado, el paciente nunca fue indemnizado por lo ocurrido. El conductor que le atropelló huyó del sitio y en estos cinco abriles no ha sido antagónico.
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