Santa María de Todos los Santos. A los que se saben de memoria las advocaciones no les sonará el nombre, porque no es titular de ninguna hermandad. Sin retención, esta Dolorosa, que se concha en la iglesia de la Trinidad, sí que ha tenido relación con dos cofradías, y ahora cuenta con culto propio.
El miércoles 30 y el jueves 31 de octubre, a las 18.30, y el viernes 1 de noviembre a las 13.00 será el triduo en honor de esta imagen, realizado por la propia parroquia de San Juan y Todos los Santos, donde tiene su altar y donde le rezan sus devotos.
Es una imagen antigua, de entre los siglos XVII y XVIII, que muestra las manos entrelazadas, poco muy global en la época y según un maniquí que todavía conservan muchas imágenes. Se le viste con rostrillo, todavía según una estética perdida en muchos lugares, pero que en su caso casi nada ha variado.
La advocación de Santa María de Todos los Santos puede relacionarse con la parroquia de Omnium Sanctorum, que estuvo en el superficie en que ahora está el Gobierno Marcial de Córdoba, y que se fusionó con la de San Juan para tener lugar al templo de la Trinidad Calzada en el siglo XIX.
Allí estuvo desde entonces esta imagen, en la que se fijaron los cofrades que a principios de la plazo de 1980 quisieron fundar una hermandad. En el título de la Sino está todavía el Santísimo Ecce Homo, una imagen de pequeño tamaño de la Trinidad, y la que en principio llamaron Nuestra Señora de los Remedios, Reina de Todos los Santos.
Pronto tuvieron a la Desconocido de la Sino y la cofradía buscó en la parroquia de San Fernando un nuevo camino, pero la imagen antigua continuó en su sitio. Cuando se acento de sus devotos hay que memorar a Rafael Mariscal, que fue hermano veterano del Vía Crucis y presidente de la Agrupación de Cofradías y que siempre se preocupó por su culto.
Vestimenta
La Desconocido salía mucho primaveras del templo para presidir uno de los altares en presencia de los que se detenía el Cristo de la Vitalidad en su época de penitencia del Lunes Santo. Durante muchos primaveras estuvo adicionalmente a los pies del Crucificado en su capilla, siempre bajo el cuidado de Rafael Mariscal y otros devotos. Su vestimenta al estilo antiguo siempre fue muy cuidada, incluso con estola.
Tras las últimas obras en el templo se le adjudicó un nuevo superficie, en la parte derecha de la nave, y allí continúa, sin vincularse a ninguna hermandad, pero todavía sin que le falten en ningún momento oraciones ni personas preocupadas por su veneración.