Seguir jugando al ajedrez a posteriori de que le extirpen un tumor cerebral maligno, era el deseo de un paciente del Hospital Universitario de Bellvitge. Gracias a la colaboración de IDIBELL, el Hospital Universitario de Bellvitge, la Universidad de Barcelona y el Centro de Visión por Computador que han llevado a extremo una operación inédita el ajedrecista devoto ha podido continuar practicando este deporte al mismo nivel de competición.
“Nos hemos enfrentado a un oposición: mapear y monitorear una función como el ajedrez“, comenta la neuropsicolóloga Anna Vendaje del equipo del Hospital Universitario de Bellvitge, “ha sido a raíz de la petición del paciente, es la primera vez que lo hacemos”. Hasta la plazo, este tipo de técnicas se habían usado para no afectar a la función gramática. Es una intervención que se realiza, normalmente, con el paciente despierto y en la que se usa la incitación eléctrica (ESM) para comprobar qué tareas pueden hallarse afectadas en caso de dañar la zona del cerebro al extirpar el tumor.
Así, para este caso se tuvieron que diseñar específicamente una serie de acciones relacionadas con el ajedrez, según explica Víctor Cepero, neurocientífico, “se proxenetismo de desmenuzar el entretenimiento en pequeñas tareas que representan funciones cognitivas”. Se llegó a identificar cinco aspectos en los que podía influir la operación: agradecimiento de objetos, diferenciación espacial, procedencia de reglas del ajedrez, memorización de jugadas y la realización del Lance mate.
Ayer de la intervención se realizó al paciente una resonancia magnética mientras realizaba estas tareas diseñadas específicamente para este caso, “de esta guisa podemos ver que áreas del cerebro se activaban y ver si coincidían con una campo de acción cercana al tumor y que podría hallarse afectada durante la operación”, explica Xim Cerdà, investigador durante el tesina.
“Durante la operación el paciente tenía un tablero de ajedrez delante, le hacíamos preguntas como: ¿está la reina en el tablero?, o ¿es correcta está faena?”, explica Cepero “en el momento en el que empieza a decidir una pregunta el cirujano sabe que esa zona no se tenía que tocar”.
“Había miedo, existía la posibilidad de que para extirpar el tumor habría que afectar si o si a esas zonas, por suerte se pudieron perdurar las capacidades del paciente”, comenta Cepero, “nos hemos asegurado que las tareas las podía hacer ayer, durante y a posteriori de la operación”, añade Cerdà, y Vendaje concluye “el paciente ha podido seguir jugando al mismo nivel” incluso nos dicen que ha mejorado su clasificación.
Esto abre la puerta a que está técnica se pueda despuntar a usar con otras actividades, ya se está empezando a hacer pruebas con profesionales informáticos para perdurar su capacidad de programar, como dice Cerdà “nos estamos especializando en diseñar tareas más personalizadas a cada paciente”.
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