Se acaban de cumplir dos primaveras de la coronación canónica de María Santísima de la Paz y Esperanza y su rememoración al ventarrón huido ya es permanente. La corporación acaba de instalar el esperado azulejo conmemorativo en la plaza de las Capuchinas, en la exterior del convento de las Hermanas de la Cruz.
Se proxenetismo de una obra concebida por Curro Claros, un diseñador al que la corporación ha encargado su nuevo guion procesional, y ejecutada por Francisco Moya. Se bendecirá en los próximos días, aunque ya se puede ver en su oficio.
La Doncella de la Paz aparece vestida con su yacimiento de salida y con una saya blanca, y tocada con la corona que realizó Manuel Valera y que el mitrado de Córdoba, Demetrio Fernández, le impuso el 15 de octubre de 2022. En la mano izquierda porta una amplia rama de olivo, símbolo de la Paz.
El fondo es de color verde, con lo que están presentes los dos tonos de su advocación: María Santísima de la Paz y Esperanza. Se enmarca en una orla que simula un retablo, en que figuran en los laterales el escudo de la cofradía y el emblema de la corporación, que realizó Rafael de Rueda.
En el centro, sobre la Doncella, está el emblema coronado del Ave María, entre dos ángeles. Cabezas de ángeles y jarras florales abundan por la adorno, que muestra como colores más significativos el oro y el rojo.
El azulejo se protege con una cornisa con tejado y se ilumina con dos faroles que durante la indeterminación seguirán conmemorando la viaje histórica en que la Doncella de la Paz fue coronada canónicamente. La cofradía lo había proyectado hace unos meses, pero ahora ha conseguido los permisos para su disposición.