Trabajadores de limpieza, conserjes y, sobre todo, vecinos han encontrado un nuevo tema de conversación cada vez que pasan por el edificio. En la calle del Puerto de Béjar no se habla de otra cosa. Desde hace aproximadamente un mes una plaga de ratas se ha instalado en la zona, provocando malestar entre los vecinos del barrio de Puertos, en el distrito de Arganzuela, hasta el punto de dormir con las ventanas cerradas por miedo a que estos roedores entren en sus viviendas.
Los tendederos y las plantas altas de los edificios de esta calle madrileña son los principales puntos donde se han avistado ratas. “Suben e incluso se refugian en los tendederos del patio interior del edificio”, cuenta a torrevieja news today Juan Antonio, vecino de uno de los bloques de la urbanización donde se encuentra el rastro de heces que dejan estos roedores.
Las alarmas se dispararon tras un proyecto de ampliación de aceras en esta calle que dejó los conductos al aire libre durante “mucho tiempo”, dijo a este periódico el que también fue conserje de este mismo edificio durante varios años. “Esta situación es alarmante y hay que tener cuidado porque se reproducen rápidamente”, afirma tras negar que se trate de “un caso puntual”.
Entre estos edificios y el muro que separa la calle de la vía por la que circulan los trenes de Cercanías, hay una zona verde donde los vecinos dicen que suele dormir la gente. “Están fuera todo el día y vienen de noche”, lo que puede provocar que queden restos de comida que atraigan a estos animales. “Cuando ya no tienen más, las ratas cruzan la acera a donde sea y buscan comida”.
Técnicos de Madrid Salud, el organismo municipal responsable, han revisado las alcantarillas, han entrado en comunidades de vecinos y han dado pautas a los vecinos sobre cómo afrontar el problema. Por ello, en los portales de las urbanizaciones se cuelgan carteles advirtiendo de la presencia de roedores y pidiendo no dejar restos de comida ni depositar comida en las zonas comunes dentro y fuera de la propiedad para evitar estas plagas.
El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, también se ha pronunciado sobre esta situación y asegura que “los vectores ya están trabajando” para “evitar que sigan apareciendo, tanto en espacios públicos como en inmuebles residenciales de Arganzuela”. . Sin embargo, la Asociación de Vecinos de Nuevo Legazpi sigue sin dar por ganada la batalla. «Estamos intentando conocer el alcance del problema. Cualquier mejora requiere un plan de acción, coordinación y ver si las medidas están funcionando”, explican.
Más focos
Al sureste de la capital, con focos en el parque del Campo de la Paloma de Vallecas y en la calle Villalobos, se encuentra el segundo punto de peste que tampoco permite descansar a los vecinos. Este problema no es algo nuevo en la zona, ya que llevan esta situación “varios años”, afirman los vecinos. Sin embargo, los protagonistas no son sólo las ratas, sino también las cucarachas e incluso las palomas.
El Gobierno municipal, por su parte, afirma haber hecho “un importante esfuerzo” para afrontar esta situación, “duplicando el presupuesto” durante los últimos años en materia de prevención. Sin embargo, los vecinos no ven ningún efecto a lo que sufren, y que ha aumentado en intensidad desde el pasado mes de mayo. Los roedores se han convertido en parte del barrio, deambulando libremente por calles y parques.
Desde la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín indican que el principal motivo de todo esto puede ser la “falta de limpieza” en las aguas residuales. “El Ayuntamiento de Madrid no lleva a cabo las actuaciones que hay que hacer en materia de control de plagas”, afirma a este diario su presidenta, Charo Gutiérrez, quien lamenta también que muchos “están hartos de presentar quejas”.
Pese a la presencia de Madrid Salud en la zona, se desconoce si estas gestiones han “surtido algún efecto”, ya que la asociación de vecinos es consultada frecuentemente para alertar sobre este problema.