En la próxima plazo, uno de cada cinco enfermeros de Castilla y Audaz se habrá retirado. Esa es la estimación del Consejo que agrupa a la profesión en la Comunidad, que ha detallado un estudio sobre los fortuna humanos en el sector de cara al futuro. Según dicho referencia, un total de 3.628 profesionales que en la hogaño tienen entre 55 y 64 abriles colgarán la quimono hasta 2034, mientras que de las facultades de la Comunidad salen un total de 953 egresados cada año.
Por ello, el presidente del organismo, Enrique Ruiz, consideró ayer que uno de los retos a corto plazo es el del «licenciamiento generacional» porque, a su causa, el número de titulados que salen de las aulas «no será suficiente» para abastecer una «atención de calidad» en la región. Encima, y pese a que la Comunidad tiene una ratio de 7,35 enfermeros por cada 100.000 habitantes -por encima de la media doméstico de 6,35-, el Consejo considera que serían necesarios otros 5.000 profesionales más para poder alcanzar el promedio europeo, que está en 8,83. «De los casi 18.000 actuales, tendríamos que calar a los 22.000», estimó el presidente, quien expresó, por otra parte, que todas las provincias superan el inicio doméstico, ileso Segovia, que tiene 5,94. Ruiz demandó más plazas en las facultades de Botiquín -actualmente existen centros de formación en todas las provincias de Castilla y Audaz- de cara a conseguir aproximar a la Comunidad a la ratio europea y para hacer frente todavía al personal que se jubilará en los próximos abriles. «Hay un aumento muy importante de gentío que quiere estudiar el graduación de Botiquín», expresó, y añadió que, de hecho, «la demanda de plazas triplica la propuesta y un gran número de candidatos se queda fuera». Piden, por otra parte, que se «fidelice» a los estudiantes que culminan su formación de la misma guisa que se hace con los médicos que concluyen el MIR, indicó Ruiz, quien hizo hincapié en la importancia de «retener el talento».
Y es que, según dijo, Castilla y Audaz es la segunda autonomía por detrás de las Islas Baleares donde más profesionales se marchan a trabajar a otras provincias. En concreto, el 3,57 por ciento de los 6.000 de toda España que se trasladaron a otros territorios. Los destinos elegidos, manifestó, son normalmente el País Vasco o Cataluña, donde las nóminas son de entre «300 y 400 euros más al mes». Por ello, consideró que «las condiciones laborales tienen que mejorar» en Castilla y Audaz, donde un investido que acaba de finalizar los estudios, con «noches y festivos», cobraría un «sueldo neto de 1.800 euros al mes». «Hay más contratos que profesionales», subrayó, lo cual indica que hay enfermeros que «en el mismo año» encadenan varios.
Pero, por otra parte, consideró que el hecho de que la EBAU en la Comunidad «sea más quisquilla» que en otros lugares todavía afecta a la «marcha» de sanitarios a otras regiones. «Los que vienen de fuera a estudiar se acaban marchando a su oportunidad de origen», apuntó. El extranjero sigue teniendo todavía jaloneo entre los recién titulados y algunos siguen optando por desarrollar su tarea profesional en otros países. «Se van a Reino Unido, Francia o Noruega», señaló, tras explicar que en esta última nación la ratio de auxiliar técnico sanitario por cada 100.000 habitantes llega a 20.
Sobre las plazas de difícil cobertura, Ruiz indicó que la Consejería de Sanidad tiene como objetivo la «paridad» entre médicos y enfermeros. Pero hay «zonas en las que no es necesaria». «Los lugares con mucho envejecimiento, dependencia y pacientes polimedicados» pueden ser atendidos por personal de dispensario, consideró, una vez que el protestativo paute un tratamiento. Así, aseguró que si tuvieran «competencias totales» en estos casos de duración quizá los facultativos no tendrían que venir con tanta frecuencia, «disminuiría el tiempo de los pacientes en la consulta» y «se reduciría el desembolso». En ese sentido, la secretaria del Consejo, Isabel Actor, pidió «más plazas de EIR y, sobre todo, en la atención geriátrica.