El Gobierno vasco contempla el gravamen a la banca y las energéticas en su proyecto de presupuestos


El Ejecutor vasco ha ratificado este martes en el Consejo de Gobierno el esquema de presupuestos de la comunidad autónoma para 2025 que, tal y como avanzó ayer el lendakari, Imanol Pradales, plantean un pago de 15.728 millones de euros (4,7% más que el año susodicho). Según ha explicado el guía de Hacienda, Noël D’Anjou, interiormente del apartado de otros ingresos, contempla 119 millones de euros que aporta el impuesto a la banca y las energéticas -misma cantidad que en 2024- pese a afirmar que no les parece «una figura adecuada».

Desde que entró en la dietario la posibilidad de hacer permanente esta tasa diseñada en 2022, la parte del Gobierno vasco liderada por el PNV e importantes figuras del partido se han mostrado en desacuerdo con el Gobierno central. Entienden que debería ser un impuesto más, incorporado al Concierto Crematístico del que goza la comunidad autónoma, para que así sea ventilado por el propio Ejecutor regional. Sin bloqueo, con la negociación en el melodía por la errata de apoyos del Gobierno de Pedro Sánchez, sí lo incorporan a las proyecciones presupuestarias regionales del próximo año.

De acuerdo con la documentación presentada hoy, fijan en 15.728 millones de euros los ingresos. Entre ellos, la maduro parte deriva de las haciendas forales de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa (13.200 millones), que, gracias a la especificidad fiscal del País Vasco, recaudan sus propios impuestos. Posteriormente figura el apartado «otros ingresos», donde incluyen los gravámenes y estaría inserta esa parte derivada de los aplicados sobre los beneficios extraordinarios de la banca y las energéticas.

Desde el Área de Hacienda explican que los gravámenes extraordinarios se crearon para dos abriles, en 2022 y 2023, pero que los ingresos se realizaron en 2023 (en dos plazos, febrero y septiembre) y 2024 (en los mismos plazos). Tras la extensión de esas «medidas temporales» el año pasado delante el elevado nivel de inflación, el Gobierno los prorrogó a 2024, esperando esos ingresos para febrero y septiembre de 2025. «Eso es lo que hemos presupuestado», apuntan.

«En sí los gravámenes no son impuestos. Se crearon como prestaciones patrimoniales no tributarias. No nos parece adecuado», ha afirmado D’Anjou preguntado sobre las quejas por parte de instituciones bancarias delante el peligro de que la medida lesione su capacidad para conceder crédito. «No sé si pudiera perjudicar o no», ha dicho el guía durante una larga rueda de prensa en Vitoria en la que ha explicado las líneas principales del esquema presupuestario.

Éste se registrará el jueves que viene en el Parlamento vasco, luego de lo el Ejecutor abrirá una ronda de negociación con las distintas formaciones que, a su parecer, sí son democráticas en exploración de su aprobación. En ese sentido, D’Anjou ha dejado un mensaje para EH Bildu, al pedir huir de «tacticismos» en la negociación. Los de Otegi, a la tino de la errata de mayoría que tienen PNV y PSE en las Juntas Generales de Álava y Guipúzcoa, han ofrecido al Gobierno de coalición regional un «pacto integral» de cara a los presupuestos, que en primera instancia ha sido rechazado.

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